Una mujer que sentía “algo en el ojo” en realidad tenía 23 lentes de contacto desechables clavados debajo del párpado, informó su oftalmólogo.
La doctora Katerina Kurteeva de California Eye Associates en Newport Beach, California, se sorprendió al descubrir el grupo de lentes de contacto y “tuvo que entregar” el mes pasado en un caso que documentó en su Instagram.
“Estaba asombrada… esto es un poco loco. Nunca había visto algo así antes”, dijo Kurteeva a TODAY. “Todos los lentes de contacto estaban ocultos debajo de la tapa superior en una pila de panqueques, por así decirlo”.
La paciente, que tiene más de 70 años y pidió permanecer en el anonimato, ha usado lentes de contacto durante 30 años, dijo la especialista. La mujer visitó a Kurteeva el 12 de septiembre después de quejarse de la sensación de un cuerpo extraño en su ojo derecho y también notar mucosidad.
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Esta fue la primera vez que Kurteeva atendió a esta paciente, después de adquirir la oficina el año pasado. La mujer se había estado saltando sus visitas regulares al oftalmólogo por temor a contagiarse de COVID-19.
Kurteeva primero revisó su ojo para descartar una úlcera corneal o conjuntivitis. También buscó una pestaña, un trozo de rímel, pelo de mascota u otro objeto común que pudiera estar causando la sensación de cuerpo extraño, pero no vio nada en su córnea derecha. La doctora notó una secreción de moco.
La mujer dijo que cuando levantó el párpado, vio algo oscuro allí, pero no pudo sacarlo, por lo que Kurteeva invirtió el párpado con los dedos y miró. Pero de nuevo no encontró nada.
Fue entonces cuando la oftalmóloga utilizó un espéculo palpebral, un instrumento de alambre para mantener los párpados de la mujer abiertos y separados, lo que le permitió tener las manos libres para realizar un examen más extenso. También le administró una gota anestésica con una mancha amarilla. Mientras miraba más profundamente debajo del párpado, vio el primer par de lentes de contacto pegados. Usó un hisopo de algodón para sacarlos, pero era solo la punta de la mancha.
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Kurteeva le pidió a su asistente que tomara fotos y un video de lo que sucedió a continuación mientras ella seguía tirando de los contactos con el hisopo de algodón.
“Era literalmente como una baraja de cartas”, recordó Kurteeva. “Simplemente se deshizo y formó un pequeño eslabón de cadena. Mientras lo hacía, le decía: ‘Creo que eliminé más de 10’. Y siguieron viniendo y viniendo”.
Había 23 contactos en ese ojo en total, descubrió la doctora después de separarlos cuidadosamente con unas pinzas de joyero. Lavó el ojo de la paciente, afortunadamente la mujer no tenía ninguna infección, solo una irritación leve que se trató con gotas antiinflamatorias, y no hubo complicaciones, dijo Kurteeva.
¿Cómo es posible que esto suceda con los lentes de contacto?
En realidad, este no es el caso más extremo. En 2017, médicos británicos encontraron 27 lentes de contacto en el ojo de una mujer de 67 años que pensaba que el ojo seco y el envejecimiento le causaban irritación, informó Optometry Today. Ella había estado usando lentes de contacto desechables mensuales durante 35 años. El caso fue documentado en The BMJ.
“Tener dos lentes de contacto en un ojo es sorprendentemente común; tener tres o más es bastante extraordinario”, dijo el doctor Jeff Pettey, oftalmólogo en Salt Lake City, Utah, a la Academia Estadounidense de Oftalmología sobre el caso de 2017.
La paciente de Kurteeva le dijo que no tenía idea de cómo sucedió esto, pero la especialista tenía algunas teorías. La mujer probablemente pensó que se había quitado los lentes deslizándolos hacia un lado, pero en realidad no los sacó y se quedaron escondidos debajo del párpado superior, dijo.
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El bolsillo del párpado, que se llama fórnix, es un callejón sin salida: “Nada puede viajar a la parte posterior de su ojo sin recuperarlo, no es como si fuera a ir a su cerebro”, señaló Kurteeva.
En un paciente mayor, el fórnix se vuelve muy profundo, lo que está relacionado con los cambios del envejecimiento del ojo y la cara, y la forma en que se atrofia la órbita, lo que lleva a los ojos hundidos, dijo. Los lentes de contacto estaban tan escondidos y lejos de la córnea, la parte más sensible del ojo, que la mujer no sintió el bulto, hasta que se hizo muy grande.
Las personas que usan lentes de contacto durante décadas pierden parte de su sensibilidad corneal, por lo que esa podría ser otra razón por la que no sintió la mancha, agregó.
La mujer “está realmente casada con los lentes de contacto” y quiere seguir usándolos, dijo Kurteeva. Vio a la paciente recientemente e informó que está bien.
El estuche es un buen recordatorio para tener en cuenta el uso de lentes de contacto. Siempre lávese las manos antes de manipular lentes y, si usa lentes de contacto diarios, vincule el cuidado de la vista al cuidado dental diario: quítese los lentes de contacto cuando se cepille los dientes, de esa manera nunca lo olvidará, dijo Kurteeva.
Crédito: Telemundo
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