Las operaciones del Cártel de Sinaloa, la guerrilla colombiana, la guerra en Irak o la caza furtiva en África fueron algunos de los temas en los que el periodista español David Beriain se adentró. Ayer, autoridades de su país confirmaron que fue asesinado en una emboscada en Burkina Faso, junto con su colega Roberto Fraile.
Los dos estaban desaparecidos en Burkina Faso y fueron ultimados en una zona con intensa actividad de caza furtiva.
David buscó siempre en los territorios más ingratos del periodismo, los territorios donde hay que contar historias que son difíciles de contar, en lugares difíciles de llegar y con un alto compromiso ético”, dijo a Excélsior Ramón Salaverría, escritor y periodista, quien fue profesor de Beriain en la Universidad de Navarra, su ciudad natal.
El ministro de Comunicación y portavoz gubernamental de Burkina Faso, Ousséni Tamboura, informó de “tres personas de nacionalidad extranjera muertas y un burkinés desaparecido”, en el ataque del lunes a “una patrulla anticaza furtiva” en el área de Fada N’Gourma-Pama”.
Se confirma la peor de las noticias”, indicó en Twitter el presidente español, Pedro Sánchez, al informar del asesinato de los periodistas españoles David Beriain y Roberto Fraile.
La ministra de Asuntos Exteriores española, Arancha González Laya, dijo que Beriain y Fraile estaban “trabajando en un documental sobre los operativos que organiza Burkina Faso para proteger los parques nacionales y sus recursos naturales contra la caza furtiva”.
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Beriain, de 44 años, visitó Sinaloa en 2017 para realizar el documental Clandestino, en el que mostró cómo funcionaba el Cártel de Sinaloa, liderado en ese entonces por Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, actualmente preso en Estados Unidos.
Beriain, quien colaboró en CNN y en Discovery Channel, convivió tres meses con sicarios, quienes le contaron los “códigos bien fundados que dejó el patrón”, además de enseñarle desde el trabajo de los cocineros de drogas hasta el trasiego de las mismas.
Desde las aulas, Salaverría siempre vio a Beriain como “un periodista con alto compromiso ético y vocación profesional, así como de servicio social”.
El autor del libro Cibermedios. El impacto de internet en los medios de comunicación en España contó a este diario que Beriain “como estudiante no era brillante en cuestiones técnicas, en lo que era realmente excepcional era en esa vocación periodística que estaba por encima de todo, en querer contar historias importantes que habitualmente no llegan al mundo de la información”.
Dijo en videollamada que su exalumno y amigo “sabía que estaba tratando con personas que tienen un lado siniestro, como narcotraficantes, presidiarios o miembros de milicias, pero no juzgaba, trataba de entender”.
Subrayó que Beriain “era un periodista serio, riguroso e impactante, que no caía en sensacionalismos. No era nada temerario, no vivía bajo adrenalina, era muy tranquilo”.
La productora 93 Metros, que realizó Clandestino en 2017, informó que Beriain estuvo en las casas donde el Cártel de Sinaloa tortura a sus enemigos, también presenció la alianza entre narcotraficantes y policías, así como los tratos para pactar la ruta que se utiliza para traficar drogas a EU.
Fue uno de los corresponsales de guerra que quedaron en 2003 en Irak, era un periodista que quedó al filo de la navaja, en la frontera de información de la que otros periodistas se dan la vuelta. no es el primer periodista asesinado haciendo su trabajo y me temo que no será el último”, agregó Salaverría.
Su legado quedó plasmado en música
El productor musical Yair Sánchez conoció a David Beriain hace 12 años en Sinaloa.
Yo aprendí mucho de él, me gustaba imitar lo que él hacía. Cómo iba narrando, viviendo las experiencias”, compartió a Excélsior.
Sánchez vio un documental de Beriain sobre un comandante talibán y quedó impresionado con la historia, tan es así que hizo un corrido.
Hace 12 años, cuando se conocieron, se lo enseñó.
“Él estaba muy emocionado. Era muy humilde, era una gran persona”, agregó.
Ambos tenían el proyecto de entrevistar a músicos y cantantes de corridos. Habían hecho ese plan para cuando el periodista volviera a Sinaloa.
La última vez que nos vimos le di las gracias por los documentales que había hecho.
“Le dije que yo era un fan, y me contestó que él ya era un seguidor mío. A pesar de su fama se ponía a la altura de cualquier persona”, compartió.
Por @MTPNoticias
Crédito: Excélsior
Foto: Internet