Ícono del sitio MTP Noticias

ASÍ SE SIENTEN REALMENTE LAS CONTRACCIONES, SEGÚN LAS MUJERES QUE YA LAS HAN TENIDO

El secreto: son diferentes para cada persona.

@MTPnoticias

Desde que supiste que estabas embarazada, seguramente has tenido millones de preguntas en la cabeza. Entre ocuparte de tu seguro médico, leer los ingredientes en las etiquetas y preguntarte si alguna vez podrás volver a verte los tobillos, hay una cosa que todavía te tiene completamente perpleja: ¿cómo se sienten realmente las contracciones? Aquí, nueve mujeres te revelan qué esperar cuando llegue el momento (spoiler: varían para cada persona).

La que tuvo dos experiencias completamente distintas

“Cuando tuve al primer bebé, debido a algunas complicaciones, me habían inyectado la epidural antes de que el parto realmente empezara, y se sentía como una olla de presión. Pero cuando tuve al segundo se sentía como si un martillo neumático estuviera atacando mis entrañas al mismo tiempo que me partían en dos. Quería tener un parto natural esa vez, pero al final me rendí y supliqué que me pusieran una epidural. El segundo parto fue tan fuerte que antes de que me dieran drogas veía luces blancas parpadeando cada vez que se producía una contracción. Lo bueno es que olvidamos esas cosas o de lo contrario la raza humana no seguiría existiendo”. — Marissa, California

La que tenía tantas ganas de ir al baño

“Sentí como si tuviera la peor diarrea del mundo, como oleadas, una y otra vez. Tenía la misma sensación de urgencia como cuando sabes que estás cerca de un baño pero todavía no llegas. En un momento, estaba medio desnuda agarrando la barra para discapacitados al lado del inodoro y gritando a las enfermeras que de verdad, de verdad tenía que hacer popó”. — Margaret, Nueva Jersey

La que comió comida para llevar mala

“Al principio sientes que comiste algo raro. Después como los cólicos de tus días. Después, como calambres muy, muy feos. Después, como una ola inmensa que atraviesa tu cuerpo, haciendo que todo tu interior se revuelva y quiera salir. La peor parte no es tanto cuando estás a la mitad de una. Es cuando te das cuenta de que estás a diez segundos de tener otra… ¡y dónde carajo está la maldita epidural!” — Jennie, Pennsylvania

La que lo sintió en la espalda

“Tuve muchas contracciones en la espalda durante el parto, así que estaba convencida, con cada una dellas, de que el bebé se había confundido e intentaba salir abriéndome la parte inferior de la espalda”. — Carrie, Nueva York

La que fue a una feria (no tan) divertida

“Se sentía como una montaña rusa, el mismo temor y anticipación que cuando subes y subes, y luego tienes una sensación de alivio después de bajar (aunque todavía estás asustada porque sabes que pronto hay otra subida). Pero, ¿sabes qué? Pensándolo ahora, siento lo mismo sobre el parto que por las montañas rusas: puede que no lo haya disfrutado en el momento, pero definitivamente volvería a hacerlo “. — Julia, Massachusetts

La del dolor que cambiaba de lugar

“Al principio sentí que el interior de mi cuerpo se tensaba, y eso se siente raro pero no es doloroso. Luego aparecieron unas ondas de presión en mi pelvis, antes de moverse hacia mi estómago. Luego vino un dolor de espalda (y eso claro que fue genial). Luego la tensión se hizo más fuerte y llegó a mi colon, donde era como si quisiera salir a la fuerza, en lo que sentí como que iba a ser la cagada más grande de mi vida”. — Rachel, Maryland

La que se sintió como supermujer

“Sentí como si estuviera explotando e implosionando al mismo tiempo. Los calambres fueron tan intensos que pensé que iba a vomitar. Tuve contracciones en la espalda, que fue como si alguien con garras afiladas intentara arrancarme lentamente las fibras de los músculos de mi espalda. Pero tenía tanta adrenalina circulando a través de mí que también me sentía súper fuerte. Me sentí como una superhéroe y eso es lo que te ayuda a superar todo el dolor”. — Lily, California

La que estuvo viendo siempre el monitor

“Para mí, las contracciones se sintieron como un dolor intenso en la parte inferior de la espalda, que iba y venía, y que alcanzaba su punto máximo en el momento de mayor contracción. De hecho, estuve viendo el monitor durante cada contracción para saber el momento exacto en que cada una iba a alcanzar su punto máximo y a disiparse. Me encantaba tener una imagen visual de cuando el dolor iba a disminuir. La epidural definitivamente ayudó a mitigar el dolor, pero se sintió como cólicos menstruales que empezabas como algo que podrías remediar con Advil y luego, en 30 segundos, se convertía en una presión que te hace querer estar hecho bola en tu sillón. Entonces, así como si nada, volvía el dolor al nivel de Advil, seguido por un descanso de 10 a 20 segundos entre uno y otro”. — Sam, Massachusetts

La que sentía que no era tan malo como ella pensaba

“Sentí mucha presión, definitivamente, algo así como tener una bola de boliche en mi vagina, pero me sorprendió que no fuera tan horrible como pensé que iba a ser. No me malinterpreten, de verdad fue doloroso, pero no siento que la experiencia me haya dejado huellas, y ya sabes, lo volvería a hacer, totalmente.” — Dara, Nueva York

Crédito: The HuffPost.

Fotos: WAVEBREAKMEDIA/GETTY IMAGES

Salir de la versión móvil