Impotencia e inseguridad se volvieron parte de la vida de Cruz Torres tras perder la vista en el ojo izquierdo debido a un accidente en su trabajo.
En entrevista con MTP Noticias, narra cómo esta discapacidad le ha cambiado radicalmente su rutina pues para moverse al médico, por ejemplo, requiere a fuerzas de asistencia personal.
Fue en 2019 cuando se le desprendió la retina y sumado a la diabetes que padece, le quitaran el glóbulo que derivó en la pérdida de la vista.
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Desde entonces, ha sorteado lo que implica no ver totalmente. En el día, cuenta, le ha sido sencillo moverse sola, pero al anochecer, ya no ve nada y tiene que depender de uno de sus hijos.
Esta condición le ha impedido ver los atardeceres desde un parque como lo hacía antes; acudir sola al medido o a las fiestas familiares.
“La verdad me hace sentir impotente, porque yo soy una persona activa y la energía la tengo acá (en la cabeza), pero es un hecho que ya no puedo desempeñar algunas funciones como antes”, dijo.
Cruz Torres vive la falta de oportunidades de empleo y la discriminación
Aunque empresas y gobiernos presumen campañas de inclusión, la realidad para las personas con alguna discapacidad es otra.
En el caso de Cruz Torres, perdió su trabajo y ya no ha tenido nuevas oportunidades por falta de vista lo que la he hecho sentir más inútil, siendo una mujer a quien le gusta estar activa.
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A ello se suman actos de discriminación, desde la visión gubernamental ya que no hay infraestructura que facilite a estas personas en sus traslados.
Las calles están llenas de baches o las banquetas no son adecuadas para personas con discapacidad.
La falta de alumbrado público en todas las calles por ejemplo, le ha impedido a ella caminar con seguridad.
Esto ocurre en toda la ciudad, pues incluso en el Centro Histórico debe tomar precauciones para evitar accidentes, aún cuando en algunos puntos hay suelo podotáctil para las personas con debilidad visual.
Cuando transita por esta zona del municipio de Puebla, va siempre con la mirada al piso para ver bien con un ojo qué hay en el camino, o bien, camina alejada del resto de personas para mayor seguridad.
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Aún con todos los cuidados, ha tenido caídas porque los espacios por los que transita son hostiles para las personas que, como ella, no viven con una discapacidad.
Por todo ello, hizo un llamado a las autoridades para voltear a ver a este sector.
“Que chequen semáforos, por ejemplo, que sigan trabajando para tener los señalamientos para ciclistas, para discapacitados que usan bastón, silla de ruedas (…) Lo ideal sería que camináramos en un piso más planito”, consideró.
El transporte público, otro obstáculo para las personas con discapacidad visual
Por si fuera poco, Cruz Torres narró que el transporte público tampoco es un espacio seguro para ella, ya sea por la actitud de los conductores o porque se le complica usarlo cuando es de noche.
Sostuvo que hay momentos en los que espera a que pase el camión, pero este se niega a levantar a personas discapacitadas, lo mismo que hacen con los adultos mayores.
Otro riesgo es que, por ir a la carrera, los choferes se van hasta el carril central y ahí hacen que la gente se suba, algo que es riesgoso para quienes no ven bien y están más expuestas a un atropellamiento.
Además, no faltan los conductores que se enfadan cuando hace valer su derecho de pagar el pasaje con descuento.
Este tres de diciembre se instauró desde 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad como una forma de llamar a la reflexión del camino que falta para que ellas y ellos se consideren parte de una sociedad.
