Susurros, ruidos sin explicación y muertos que “anticipan” sus servicios, son parte de las experiencias paranormales para Manuel Viveros, quien ha dedicado 25 años a las labores funerarias en Puebla.
En entrevista con MTP Noticias, Manuel detalló las experiencias paranormales que ha vivido en su trayectoria, aunque también habló de la parte más difícil y humana de esta profesión, la cual es recibir cuerpos de quienes mueren a temprana edad o de recién nacidos.
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Viveros es director de la funeraria Nazareth, ubicada sobre la avenida 11 Sur número 3704, justo frente al Panteón Municipal de Puebla, donde ha estado el tiempo suficiente para presenciar sucesos sin explicación aparente.
Experiencias paranormales: el muerto que contrató sus servicios funerarios en Puebla
De sus experiencias paranormales durante un cuarto de siglo, lo más impresionante para el director de la funeraria fue en una ocasión cuando un difunto le “avisó” sobre los servicios que requeriría, incluso antes que la familia.
En aquella ocasión, narró, alguien tocó el timbre y al salir a atender, se dio cuenta de que no había nadie, pero este hecho se combinó con una llamada telefónica 10 minutos después.
Al teléfono, había una persona solicitando servicios funerarios para un familiar recién fallecido, lo que para él no fue una coincidencia y más bien se trató de un difunto que “avisó” de la llamada que le harían.
“Lo llegas a conjuntar y dices ¡ah, caray!, vino el finado, vino a ver lo de su servicio funerario ahí en donde llega la familia. Sí, nos ha pasado en ese aspecto, no es cuento ni de terror ni de fantasmas, es la realidad que ha pasado”, dijo.
Hay otros sucesos usuales como escuchar ruidos en las salas de velación, que es donde despide a sus difuntos, cuando no hay nadie, en medio de la noche.
Otra experiencia es escuchar el timbre, pero al salir a la puerta los trabajadores de la funeraria se dan cuenta de que no hay nadie, ni siquiera una persona que pudiera jugar una broma, algo que se repite con frecuencia.
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Manuel Viveros restó crédito a creencias como el supuesto de que los cuerpos se mueven por sí solos mientras están en la morgue, o que se retuercen en el fuego del crematorio, pues si bien tienen reacciones naturales, no son como las cuentan popularmente.
La parte más triste de trabajar en una funeraria
A pesar de que tiene 25 años de experiencia en los servicios funerarios, Viveros comentó que lo más triste de su trabajo es recibir los cuerpos de menores de edad, especialmente de recién nacidos.
En su día a día atiende casos de personas que murieron en condiciones trágicas, en accidentes, asesinados o personas que estaban desaparecidas y aparecen en terrenos baldíos o en un río.
No obstante, la parte más triste y humana desde su punto de vista es cuando atiende a menores de edad muertos, especialmente aquellos que tenían pocos meses de nacidos.
“Dios nos da la oportunidad de que nos preste un hijo, pero si nos los presta nomás por un ratito o por unos años, pues es triste porque estás iluminado de que ya viene un ser querido tuyo en camino y al final no se logra”, declaró.
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Lo que se vive en esos momentos en la funeraria es algo que no puede ignorar, toda vez que ve y siente el dolor de los papás y entiende la pérdida que acaban de tener.
Contrario a lo que muchas personas piensan, por más que pasen los años él no se vuelve insensible a estos casos, pero en ese momento se tiene que mantener firme para no llorar al mismo tiempo que las familias.
“En ese momento difícil, ustedes se apoyan en nosotros y, como tal, el familiar, pues imagínese si uno se pone a llorar con ellos. No es lo correcto”, dijo.