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Los días en que marcas como Zara, Mango, Pineda Covalín, y otras, podían plagiar el patrimonio cultural de los indígenas y venderlo en sus boutiques sin pagar un peso a las comunidades originarias estarían por terminarse.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer que desde hace dos meses trabaja en una plataforma de Registro de Patrimonio Cultural y Mercado, que visibilizará casos en los que una comunidad indígenaesté siendo afectada por una apropiación de sus saberes.
“Se trata de un mapa en el que documentaremos qué pueblo es el afectado, en qué modo y por quién, a fin de que esto sirva para investigaciones dentro del INAH, y como fuente de información para futuras reglamentaciones“, informó coordinadora nacional de Antropología, María Elisa Velázquez.
En julio de este año, la marca de ropa Zara, de capital mayoritariamente español, copió el bordado tradicional que hacen las indígenas de Aguacatenango, Chiapas, y lo usó para vender chaquetas a a 599 pesos la pieza. Del dinero obtenido por la explotación de ese bordado tradicional, las chiapanecas no vieron ni una moneda.
“Cada vez que María y las 20 mujeres que trabajan en conjunto en la comunidad, y se enteran que otras marcas plagian sus bordados, sienten tristeza“, escribió la reportera Nayeli Roldán en el portal Animal Político, cuando el caso se hizo público. “Sólo vienen para el beneficio de ellos mismos. Por eso no podemos salir a delante”, le dijo una bordadora a la reportera.
Según la organización Impacto, que une a productores y consumidores para generar un comercio ético, entre 2012 y 2017 ocho marcas de ropa de lujo han plagiado diseños de comunidades indígenas de Hidalgo, Oaxaca y Chiapas. Y lo hacen porque no existe un registro de derechos de autor de saberes indígenas, que les obligue a pagar. Plagiar sale gratis.
“Hoy vemos que muchos de los objetos que en las comunidades tienen un uso cotidiano o un significado ritual, como textiles, cerámicas o bastones de mando, y son considerados artesanías, están tomados por meros objetos decorativos en industrias como las de la moda y publicidad“, criticó la secretaria técnica del INAH, Aída Castilleja, quien dijo que sin mediaciones, las grandes marcas cosifican y silencian a toda una cosmovisión.
El Registro de Patrimonio Cultural y Mercado contará con especialistas en derecho, propiedad intelectual, juristas, antropólogos y colectivos como la Asociación de Voladores, de Veracruz o los colestivos de bordadoras de Tenango de Doria, Hidalgo.
El objetivo es cambiar las leyes para, por ejemplo, otorgar una marca colectiva a un determinado pueblo o asociación civil, o bien denominaciones de origen e indicaciones geográficas a productos característicos de una región.
De ese modo, la marca que quiera usar las artesanías o bordados mexicanos estará obligada a pagar a las comunidades indígenas. Y si no lo hacen, irán a los tribunales.
Crédito: Huffpost