No andaba muerto, andaba de parranda, parece la mejor frase para el caso del obispo Salvador Rangel a quien se reportó como desaparecido en Chilpancingo, Guerrero, durante el fin de semana pero de quien las autoridades confirmaron que estuvo en un motel, con otro hombre.
La historia de monseñor inicia, públicamente, la tarde de este lunes 29 de abril cuando desde la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se emite una alarmante publicación en la que se asegura que se desconoce el paradero de Salvador Rangel desde el 27 de abril y se exige al gobierno de Guerrero e incluso al federal que se colabore para encontrarlo.
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Desde la Fiscalía General del Estado de Guerrero se comienza con la búsqueda del obispo a quien ese mismo 29 de abril pero por la noche, su organismo homólogo pero de Morelos, reportó que se ubicó al obispo internado en un hospital de Cuernavaca.
En ese momento se hablaba de que Salvador Rangel pudo ser víctima de un secuestro exprés.
Y es que previamente, su chofer y asistente reportaron que a este sacerdote le vaciaron sus cuentas de banco y que se realizaron retiros de efectivo desde el día que se le vio por última vez, la primera disposición de dinero fue por nueve mil pesos y también varios cargos en compras de licores y otros insumos.
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Obispo Salvador Rangel: autoridades de Morelos dan nueva versión
Sin mucha información sobre lo que ocurrió, para el 30 de abril, la historia de monseñor pasa de un presunto secuestro a un extraño episodio en el que se involucran sexo y drogas.
El fiscal de Morelos, Uriel Carmona, mantenía la versión de un aparente secuestro exprés incluso se divulgó una fotografía de él junto al clérigo en el hospital después que lo hallaron.
No obstante, el director de la Comisión Estatal de Seguridad Pública de esa entidad, José Antonio Ortiz, refirió que no se tenían indicios de ningún secuestro.
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Esta segunda explicación sobre la desaparición del obispo Salvador Rangel la secundó el gobernador interino de Morelos Samuel Sotelo.
En cámaras de seguridad de Cuernavaca se ubicó que el obispo ingresó por propio pie y voluntad con otro hombre a un motel de esa ciudad.
Ahí permaneció desde el mismo 27 de abril y el domingo 28 de abril, trabajadores el motel lo encontraron solo, desnudo e inconsciente, por lo que pidieron una ambulancia.
Sin embargo, entró en calidad de desconocido, pues no contaba con ninguna identificación, al día siguiente – 29 de abril – se supo quién era.
Para el 30 de abril el obispo se dio de alta por voluntad propia, y se divulgó que en su examen toxicológico dio positivo al uso de sustancias como cocaína y viagra.
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Cuando José Antonio Ortiz refiere que el obispo Salvador Rangel no fue víctima de secuestro, explica que en el motel se encontraron condones usados y que estuvo acompañado de otro hombre.
Tras conocerse esta versión, la CEM pidió no especular con lo ocurrido y que agradecían la localización con vida del obispo.