Ensayista y traductor, ganador del Premio Cervantes en 2005
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Sergio Pitol, nacido en Puebla, pero veracruzano de adopción, solía decir en sus entrevistas que ser un lector de tiempo completo le salvó la vida. El escritor mexicano tuvo un infancia algo complicada pues perdió a su padre y su madre a los cinco años, asimismo, su salud no fue tan favorable, lo que le impidió asistir a la escuela, por ello encontró refugio en los libros.
Falleció la mañana de este jueves en su casa de Xalapa, Estado de Veracruz, a los 85 años, debido a las complicaciones provocadas por la afasia progresiva, enfermedad que sufría ya hace varios años. La enfermedad neurológica lo afectó gravemente, pues provocó daños en el habla, mismo que mostró fallas cuando recibió el Premio Cervantes en el 2005.
Cabe mencionar que el escritor creció en casa de su abuela, en donde comenzó a viajar a a través de la lectura. Escuchaba historias que su abuela le contaba, la mayoría describían el México anterior a la Revolución.
Leí todo lo que cayó en mis manos. Llegué a la adolescencia con una carga de lecturas bastante insoportable”, escribió en El arte de la fuga.
Fue un prolífico que comenzó a publicar en la adolescencia tardía; sin embargo, fue hasta 1957, cuando tenía 25 años, que sus primeros cuentos fueron publicados en una revista dirigida por Juan José Arreola. Con ello se empató en la generación de José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis.
Tuvo grandes obras como su Trilogía de la memoria, editada por Anagrama y compuesta por El arte de fuga (1996). El viaje (2001), El mago de Viena (2005), Domar a la divina garza (1989), entre otras. Combinaba sus memorias de viaje con ensayos y fragmentos
Foto e información: El País