Todos los 4 de marzo se conmemora el Día Mundial en contra de la Obesidad, el cual, como su nombre lo dice, se celebra en México y al rededor del mundo con el único objetivo de prevenir esta enfermedad que mucho mal hace a los seres humanos.
Y es que, al menos en México, el sobrepeso y la obesidad afectan a más del 75 por ciento de las personas adultas y al 35.6 por ciento de la población infantil. Esto último, de acuerdo con los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut).
Las cifras anteriores hicieron que nuestro país se ubique en el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil y el segundo en adultos, superado solamente por Estados Unidos, el país vecino.
¿Qué es la Obesidad y cuáles son sus causas?
Esta enfermedad se considera un problema de salud pública, la cual fue adquiriendo con el paso de los años las proporciones de una epidemia, pues la Organización Mundial de la Salud suscribió que al menos 800 millones de personas en el mundo viven con esto.
Por si lo anterior no fuera suficiente, la misma OMS augura que para 2030, es decir, ya en poco tiempo, la obesidad alcanzará niveles estratosféricos, llegando nada más y nada menos que a los 250 millones de casos, debido al incremento en la obesidad infantil.
Este padecimiento se origina debido a que existe un desequilibrio energético entre las calorías consumidas y gastadas, es decir, la persona consume alimentos y bebidas con alto contenido energético y no realiza suficiente actividad física.
El sedentarismo, sumado a los patrones alimenticios poco saludables, a una cantidad insuficiente de sueño y altos niveles de estrés son factores que pueden incrementar el riesgo de tener obesidad.
No obstante, estas no son las únicas causas que generan obesidad. Existen algunos síndromes genéticos como el Síndrome de Cohen o de Alström y trastornos endocrinos como el Hipotiroidismo, Síndrome de Cushing o tumores, por mencionar algunos.
Prevención de la Obesidad
La obesidad es prevenible y reversible. Para llevar un estilo de vida saludable es esencial modificar algunos hábitos y perseverar en ellos.
Algunos de estos son:
- Reducir la ingesta de alimentos con alto contenido calórico, procedente de azúcares y grasas en exceso.
- Evitar consumir alimentos procesados y ultraprocesados.
- Aumentar el consumo de alimentos naturales como las frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.
- Preferir el consumo de agua potable por encima de las bebidas que contienen azúcares, tales como jugos, refrescos, aguas saborizadas y lácteos con azúcar.
- Realizar diariamente entre 30 y 60 minutos de actividad física.
- Masticar adecuadamente los alimentos para absorber mejor los nutrientes durante la digestión
- Dormir entre 7 y 8 horas diarias en condiciones adecuadas.
- Cuando se tiene un bebé, dar lactancia natural exclusiva desde el nacimiento hasta mínimo los seis meses de edad, para reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad.
- Enseñar a las y los niños a comer de manera saludable, siguiendo los hábitos mencionados anteriormente.