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Una de las mayores obsesiones del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán eran las mujeres, debido a su elevado número de amantes y esposas, con las cuales compartió distintas facetas de su vida.
Sin embargo, algunas mujeres fueron asesinadas y otras fueron usadas contra su voluntad a manos del capo sinaloense, y a muchas de sus relaciones las espiaba, mediante tecnología de última generación, para escuchar de sus conversaciones.
Andrea Vélez Fernández fue la siniestra asistente, que trabajó para El Chapo, con la finalidad de seducir a funcionarios y altos mandos del Ejército Mexicano.
Este martes, en el juicio contra el líder del Cártel de Sinaloa, el narcotraficante colombiano Alex Cifuentes, quien fuera persona de confianza de El Chapo, relató que su asistente Andrea Vélez dirigía una agencia de modelaje en la Ciudad de México.
Sin embargo, el establecimiento era una fachada, pues las edecanes eran en realidad damas de compañía que pertenecían a una red de prostitución del Cártel de Sinaloa.
Según detalló Cifuentes, la tarea de las mujeres no era entretener a los miembros de la organización de El Chapo, sino que estaban dedicadas a seducir a funcionarios vinculados con el narcotráfico.
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Alex Cifuetes declaró que El Chapo estaba interesado en complacer al militar, debido a que este había emprendido una cacería en su contra, sobre todo después de 2008, cuando autoridades mexicanas y estadounidenses lo comenzaron a asediar.
“Ella introduciría a las amigas al general en fiestas privadas”, dijo el capo colombiano, sin mencionar la identidad del militar. El trato consistía en entregar mujeres a dicho líder de la milicia y ofrecerle 10 millones de dólares “para dejar en paz” al cártel, el uniformado no accedió.
Cifuentes señaló que el militar odiaba demasiado a Guzmán Loera para aceptar su soborno, pero El Chapo acusó a Andrea Vélez de mentir y ordenó asesinarla, aunque nunca logró cumplir su cometido.
De acuerdo con el testimonio de un agente del FBI, Andrea Vélez empezó a colaborar de forma secreta con las autoridades estadounidenses en 2012 y fue trasladada a Estados Unidos, tras recibir una amenaza de muerte.
Crédito: Vanguardia