Yván Vargas/ @LAWNAVY
¡Buen inicio de semana a todos nuestros apreciables lectores!
En esta semana, quisiera compartir estas líneas para motivar a la reflexión de todos nuestros estimados lectores, respecto a un tema que pudiera pasar inadvertido, irrelevante e intrascendente; pero que realmente, para el gremio de los profesionistas del derecho, impacta profundamente.
Iniciaré comentando que, derivado que tengo la fortuna de impartir cátedra a nivel posgrado, me veo en la necesidad de viajar a distintos lugares de la República Mexicana, tocándome el turno, la semana pasada de estar en Ometepec, perteneciente al Estado de Guerrero.
Ahí tuve la suerte de conocer entusiastas profesionistas del área de Derecho, quienes, buscando incrementar el bagaje de conocimientos, cursan la Maestría en Derecho Procesal Penal; dentro de dichos profesionistas, pertenecientes a distintas dependencias, como la Procuraduría del Estado de Guerrero, Tribunal Superior de Justicia de ese Estado, etcétera.
Lamentablemente, el día miércoles de esta semana que recién pasó, me enteré que, uno de mis alumnos que tuve en Ometepec, había sido víctima de un atentado, el abogado de iniciales M.C.Z.C. (citando sus iniciales para salvaguardar sus datos personales) se encontraba junto con un grupo de personas en el interior de un restaurante cuando un comando abrió fuego contra los comensales del referido lugar, resultando heridos de gravedad.
Dicho evento me genero la inquietud y me dediqué a investigar en las noticias digitales y me encontré que el pasado día 21 de este mes, un abogado resulto herido de bala en San Martin Texmelucan; en enero del año próximo pasado en San Matías Tlalancaleca, fue encontrado el cuerpo de otro profesionista del derecho, de igual manera en agosto del 2018 otro abogado fue ultimado en la colonia La Joya de esta ciudad, en febrero del 2017 de igual manera ultimaron a un abogado en Tehuacán, en noviembre del 2016 en Xicotepec fueron tres abogados los que en diversos atentados resultaron ultimados.
Tal vez algunos de nuestros lectores pensaran que algo debían que por eso fueron agredidos, que tal vez se lo merecían, empero no debemos soslayar que de los mencionados han sido abogados litigantes, pero si echamos un vistazo en retrospectiva a las notas nacionales no hay estado de la República en que no se presenten agresiones a jueces y magistrados, ministerios públicos o funcionarios que son abogados.
En un litigio siempre existirán una parte vencedora y otra que resulte con un resultado desfavorable a sus intereses, pero no por ello debe impactar en la vida del profesionista del derecho; vivimos tiempos violentos, eso es innegable y estimo que en la medida que los homólogos de profesión sean profesionistas profesionales, éticos en su actuar, que se preparen y capaciten, la sociedad tendrá a estos en la ciencia del derecho que necesita y se merece y los atentados se reduzcan drásticamente.
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