Pareciera lejos de la realidad pero no lo es, otro de los oficios más antiguos del mundo es la política, sí, al igual que la prostitución, con tal de tener dinero y poder, ¡se venden al mejor postor!
Y por supuesto que los políticos poblanos no están fuera de esta verdad, tal es el caso del actual legislador local Uruviel González Vieyra, que ya no encuentra la forma de meterse a un partido político que le garantice el triunfo para su próximo sueño electoral.
Y está dispuesto a darlo todo, bien dirían por ahí, “prostituirse por una candidatura”, todavía no acaba con su período de legislador y ya sueña con la presidencia de Ciudad Serdán. Eso por que ya nadie en su natal Tlachichuca lo quiere, dejó todo ¡’patas pa‘ arriba’!
Imagínense, tuvo que poner a su madre Guadalupe Susana Vieyra como alcaldesa suplente de Tlachichuca en 2018, para apenas colarse como diputado local, ¡y claro!, como buena mamá llegó a limpiar el ‘regadero’ que dejó su hijo.
Uruviel González, mejor conocido como ‘El tranzas’, sí, porque de la nada se apoderó de un rancho en Tlachichuca, en terrenos que dicen les quitó a un grupo de ejidatarios, donde tiene hasta una gasolinera al interior.
El lugar está más custodiado que la casa de ‘El Chapo Guzmán’, es por eso que nadie cree el tremendo show donde fue asaltado y encajuelado en marzo de este año, ¡imagínense, ni Leonardo DiCaprio hubiera ganado ‘El Óscar’ con tremenda actuación!
Y que decir de la acusación, por encubrir a su hermano Ramiro González Vieyra, de un fraude con cheques falsos, ahí el político no dijo ni pío.
Pero los reporteros tampoco se han salvado, en una entrevista, éste legislador, ‘metió la pata’ y habló de más, reveló que se veía como gobernador interino de Puebla en 2019, luego se arrepintió y terminó amenazando a una reportera.
Bueno, volviendo al tema, a Uruviel no le ha bastado con haber desfilado en el PRI, PAN y Compromiso por Puebla, ahora busca entrar a Morena, vía Casa Aguayo, y ser el candidato a Chalchicomula de Sesma, ¡se vale soñar, pero duele más la caída!.
Solo recuerde que la ciudadanía ya no es tonta, y menos olvida, ¡tiempo al tiempo!
Hasta aquí la lectura de hoy, nos leemos la próxima, ¡pórtense mal!