“Fue un accidente”, dice Carmen, mamá de Sebastián, estudiante asesinado a las afueras de la telesecundaria ‘Manuel Mier y Terán’ en Tehuacán, y a quien lo entierran hoy durante su cumpleaños.
Este ocho de septiembre de 2024, su hijo cumpliría 14 años y en lugar de comprarle un pastel y guisar su comida favorita, hay rezos y flores.
“Fue un accidente (…) eran amiguitos, no se lo imaginaba. Ellos eran amigos, se llevaban, no quiero que le agarren rencor”, pide la mujer que camina rumbo al panteón.
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Admite que luego de enterarse que su hijo murió por un golpe que le dio su amigo, sintió odio, pero esto cambió cuando en la audiencia escuchó al menor relatar lo ocurrido.
“Mi niño me enseñó a no ser rencorosa y yo ya quiero que descanse en paz. También me pongo de parte del otro niño, fue un accidente, eran amiguitos”, insiste.
Carmen asegura que criminalizar al amigo de su hijo, no le devolverá la vida.
Despiden a Sebastián con las mañanitas
Cerca de las 11:00 horas el corte fúnebre partió del 2445 de la calle Álvaro Obregón en Lomas de la Soledad en Tehuacán, rumbo a la iglesia del Divino Salvador.
En el camino, el contingente encabezado por una veintena de estudiantes de la telesecundaria ‘Manuel Mier y Terán’ se detuvo frente al plantel y cantó las mañanitas a Sebastián.
Siguieron su paso acompañados por la banda de guerra, de la que Sebastián era parte. Llegaron a la iglesia donde el sacerdote recibió el ataúd de color blanco.
“Padres de familia estén muy pendientes de sus hijos, no son malos por naturaleza, a veces son traviesos como lo fuimos nosotros”, dijo el sacerdote durante su homilía.
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Comentó que a los hijos no los pueden tener como unos robots, pues tienen derecho al deporte y a la recreación, sin embargo, sugirió hablarles por teléfono para monitorear dónde están y qué están haciendo.
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Sebastián era el hermano mayor, hijo de Carmen, una madre autónoma que los dejaba a cargo de la abuela materna para poder trabajar y solventar los gastos de la casa.
Este domingo ocho de septiembre de 2024 iba a cumplir 14 años de edad, sin embargo tres días antes falleció a causa de un golpe que le propinó su amigo, Jesús, accidentalmente.
Él y sus amigos jugaban al salir de la escuela, pretendían mojar a Jesús como broma de cumpleaños. Sin embargo, el adolescente se resistía y para defenderse soltó un golpe que fue mortal para Sebastián.
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Mientras los adolescentes corrieron por miedo a lo que había ocurrido, Jesús se quedó junto al cadáver de su amigo, esperó a la policía para contar lo que había ocurrido.
Esperó y se quedó ahí, incluso cuando la familia de Sebastián llegó y reclamó. Lo aseguraron y el viernes se celebró la audiencia inicial, ahí narró con dolor lo ocurrido.
Sebastián aspiraba entrar al Ejército, amaba jugar futbol y estar en la banda de guerra. Su meta era ayudar y cuidar de su abuela, de su madre y su hermana pequeña.
