Hacer crecer la pastelería que juntos fundaron, era el sueño de José Ángel Osorio y su esposa, Gabriela ‘Gabi’ Fabián, hasta que un conductor borracho mató a su esposa, a sus dos hijos y otros tres familiares en un hecho vial.
“Son cosas que guardaré para mí, lo que me dijo, lo que vivimos”, dice el hombre de 24 años de edad, al recordar a Gabi como su amor de la escuela.
Apenas puede hablar, su rostro está hinchado de tanto llorar. Por segundos una sonrisa viene a su rostro, al recordar cómo conoció a su esposa y madre de sus hijos hace diez años.
“Era muy alegre”, recuerda José Ángel, quien reprocha que no han tenido apoyo de las autoridades y pide asesoría jurídica, para que el hombre que mató a su familia no quede libre.
Durante la entrevista lo acompaña su suegra, Luisa Morales, quien no deja de cobijarlo con su mirada.
“Seguir adelante con nuestro negocio, una pastelería, para nuestros niños”, es el sueño que tenían, José Ángel y Gabriela, a quien un hombre en estado de ebriedad, aplastó.
Gabi, sus pequeños, su cuñada Adriana y sus suegros, Jacobo y Ernestina, salían de una convivencia familiar en la calle Emilio Portes Gil, la noche del sábado 20 de julio de 2024.
Tras abordar su vehículo, un autobús de transporte de personal de la Volkswagen, les cayó encima, arrebatándoles la vida casi al instante.
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Para poder sacar sus cuerpos prensados entre lo que quedó del auto, se necesitó una decena de bomberos y un soldador que cortó los fierros.
El responsable fue identificado como Carlos de 19 años de edad, originario de Xoxtla, iba ebrio.
José Ángel vela a su familia luego que un borracho mató a su esposa, hijos, padres y hermana
Son las 13:30 horas del lunes 22 de julio de 2024, José Ángel y su suegra, Luisa, permanecen juntos frente a los seis ataúdes de madera que permanecen cerrados, luego de que un borracho mató a su esposa e hijos.
La mujer de escasos 50 años de edad toma fuerza para apoyar a su yerno, quien además perdió a sus padres Jacobo, Ernestina y a su hermana Adriana.
José Ángel se observa ido, como si su mente estuviera en otro lugar y a su cuerpo le costara moverse.
Accede a dar una entrevista breve a MTP Noticias, gracias a que un familiar lo convence.
Luisa lo acompaña y le da fuerzas, sabe que él no tiene a sus padres a lado para consolarlo y ella lo hace.
Tragedia en Coronango, así velan los cuerpos
Al jardín de la casa de los Osorio Amastal ubicada en el 226 de la calle Francisco Villa en el barrio de Cuapilco, Coronango, la gente no deja de entrar.
Pese al difícil acceso, en medio de una angosta calle de terracería llena de lodo y a que colinda con una especie de barranca, familias completas llegan a dar el pésame.
Quienes reparten pan y café, apenas se dan a basto ante tantos que llegan, pero no dejan de atender a quienes se sientan o están pie acompañando a los deudos.
Al fondo se destinó un tablón de madera, en el que forman decenas de platos de unicel, les ponen una torta de agua y un pan de dulce a cada uno. Una mujer llega con charolas y las llena, luego se va a repartir.
Las mujeres que sirven café, no lo hacen en jarras, optan por llevarlo en un bote de aproximadamente 10 litros para darse a basto. Una reparte vasos de unicel y otra les sirve con cuidado.
Mientras que unos oran, otros beben café, algunos lloran. Un grupo de mujeres atizan la lumbre en los braseros, preparan más café y los alimentos que ofrecerán este martes después del entierro.
A las 20:00 horas de este lunes se realizará el rosario, el velorio. Ahí amanecerán los deudos junto a los seis ataúdes, pues la creencia dice que no deben permitir que las ceras se apaguen.
Este martes a las 11:00 horas en la parroquia de Santa María Coronango será la misa de cuerpos presentes y más tarde el entierro.
Según Luisa, el gobierno municipal solo dijo que los apoyaría, pero no lo ha hecho.
Aclaró que no buscan beneficiarse económicamente con esta tragedia, solo quieren justicia y que Carlos, no quede libre mientras a ellos les arrebataron el amor de sus vidas.