Hace medio año Ximena Quijano Hernández y José Antonio Parada, estudiantes de origen colombiano, confiaron en hacer su intercambio en Puebla, pensando que era un lugar más seguro que su país, pero resultó lo contrario.
Terminaron ejecutados en el municipio de Huejotzingo, gobernado por Angélica Alvarado.
Ximena, de 22 años de edad, era la hija mayor de la familia Quijano Hernández, amaba a los animales y tenía una hermana menor, que era su adoración, le encantaba la playa y era muy hogareña.
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Hacía su servicio en el Hospital General de Cholula, era estudiante de medicina y gracias a un intercambio con UPAEP, ella estaba radicando desde agosto en Puebla.
Sus sueños de sanar gente y ayudar se vieron interrumpidos el pasado domingo, cuando pereció de manera violenta y se convirtió en un feminicidio más en esta entidad.
José Antonio Parada –amigo de Ximena- también era de origen colombiano, los unía una amistad porque coincidían en su pasión por la medicina. El chico, de 22 años de edad, era un joven alegre que vio en Puebla un lugar en donde podría profesionalizarse para ejercer su noble profesión.
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La mañana de este lunes, sus cuerpos fueron encontrados en el paraje conocido como Los Tanques, en Santa Ana Xalmimilulco, Huejotzingo. Junto a ellos estaban otros dos cuerpos, el de un amigo de origen veracruzano, estudiante de la BUAP, y el de un chofer de Uber que los llevaría a su casa después de disfrutar una tarde dominical en el Carnaval de Huehues.