Iván Tirzo/ @TirzoIvan
Yolanda y su familia dormían en uno de los condominios de la unidad habitacional Villa Frontera, al norponiente de la ciudad de Puebla, cuando alguien tocó desesperadamente a su puerta.
“Salgan, salgan que esto es un polvorín. En cualquier momento va a explotar”, fueron las palabras de un vecino que se encargó de alertar a los habitantes de la zona.
Eran alrededor de las 4:30 de la mañana cuando los gritos de niños y perros se perdían entre el hubo de gas que cubrió al menos 10 colonias de esta zona.
Al abrir su puerta, Yolanda se percató de una enorme columna de gas que cubría las calles de la unidad habitacional.
Minutos más tarde encendió el radio y escuchó que eran de 6 a 10 las colonias en riesgo, derivado de una toma clandestina que habían dejado abierta huachicoleros que, según los habitantes, todas las noches y madrugadas, escuchan ruidos por la extracción de gas.
En diversas entrevistas con MTPNoticias los vecinos de Villa Frontera narraron que de manera constante habían reportado que vivían en una zona que representa una ‘bomba de tiempo’ pero nadie les había hecho caso.
La zona cero
Horas más tarde, decenas de patrullas, ambulancias y unidades del Ejército ingresaron a la zona cero . Los agentes realizaron una inspección para descartar que no hubiera más personas durmiendo en sus viviendas.
Después de las 10:00 horas, Petróleos Mexicanos (Pemex), bomberos y personal de Protección Civil estatal lograron controlar el olor. Vaciaron toneladas de cal y jabón en el punto para dispersar el olor y así evitar una explosión como la ocurrida en diciembre del 2010 que dejó al menos 30 muertos en el municipio de San Martín Texmelucan.
En aquella ocasión también se debió a la actividad huachicolera, pues una toma clandestina quedó abierta.
Después de seis horas, tanto Yolanda como sus vecinos volvieron a casa, pero con el miedo que una escena similar se vuelva a repetir, debido a que viven a menos de 100 metros en donde cruzan los ductos de Pemex.
En las esquinas de las calles de las colonias Jorge Murad y Villa Frontera, las familias adecuaron espacios para dormir mientras esperaban la señal para volver a sus hogares.
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Erick se quedó a cuidar su casa por miedo a la rapiña
A diferencia de Yolanda que le hizo caso al vecino que pasó a tocar su puerta, Erick Sánchez, quien vive en el edificio que está a un costado del Camino a Tlaltepango, tramo con autopista Puebla-Orizaba, se levantó rápido de su cama cuando percibió el fuerte olor a gas. Cargó a sus dos hijos y salió caminando con ellos y con su esposa.
“Los niños y mi esposa se fueron a un lugar más seguro de la ciudad, con mi suegra. La entrada al andador quedó acordonada para que nadie pase. Me quedé acá para cuidar que no haya rapiña. Nos quedamos los adultos para cuidar nuestras cosas”, dijo a este medio.
Lo mismo hicieron otros adultos mayores quienes pese al llamado de las autoridades, prefirieron solo cubrirse la boca con tal de evitar robos a sus pertenencias.
Tal es el caso de Francisco Romero, quien no fue a trabajar porque se quedó a cuidar su vivienda.
“No podemos irnos completamente porque esta zona se ha vuelto peligrosa por los huachicoleros”.
“Mi esposa y mis nietos que viven con nosotros se fueron a la casa de un hijo cerca de Amalucan. Me quedé con mis vecinos a cuidar. Estuvimos toda la mañana fuera de nuestras casas, nadie nos avisó que podíamos ingresar, solo después de las 10 de la mañana vimos que se estaban retirando los uniformados y comenzamos a regresar a nuestras casas”, indicó.
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Foto: Puebla en Línea/ Cuartoscuro
