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La caravana migrante que inició su marcha en San Pedro Sula y fue sumando integrantes conforme cruzaba fronteras ya llegó a territorio mexicano. Luego de que las autoridades guatemaltecas intentaron bloquear su paso cerrando la frontera con México, alrededor de las 13 horas de este viernes 19, la caravana logró abrir las puertas de Guatemala y de México y entraron a territorio mexicano pero fueron contenidos por los cerca de 200 elementos de la policía federal.
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Lo que empezó como una marcha acompañada de 500 personas, llegó a la frontera chiapaneca, según los cálculos de la misma Policía Federal, con 4 mil. Buena parte de la caravana está conformada por mujeres, niños y adultos mayores que están huyendo de la violencia en sus países.
Cada uno de los 25 mil tiene derecho a solicitar asilo a México o a Estados Unidos, y si lo hacen deberían de activarse mecanismos y protocolos internacionales para garantizar su integridad física, más aún porque México ha firmado todos y cada uno de los tratados internacionales para salvaguardar la vida y los derechos humanos de los migrantes, y de quienes buscan asilo.
México tiene una larga y orgullosa tradición de puertas abiertas ante las poblaciones perseguidas, exiliadas y violentadas: desde los judíos españoles durante la Nueva España; los irlandeses que se unieron a la defensa de México durante la invasión estadounidense; los libaneses que huyeron de la hambruna en su país en la década de 1920, los republicanos exiliados durante la Guerra Civil española y tras la victoria de Franco; los brasileños, argentinos, paraguayos, colombianos, peruanos y uruguayos que salieron perseguidos por las dictaduras militares en sus países…
La Policía Federal mexicana rocía con gases lacrimógenos a grupos de mujeres y niños de la #CaravanaMigrante que cruzaban la frontera después de que se rompiera el cerco policiaco pic.twitter.com/KoTHX8YL2T
— Pie de Página (@PdPagina) October 19, 2018
Sin embargo, pareciera que ninguno de los migrantes de la caravana amerita ser bienvenido en un país que tiene la obligación por derecho internacional, de recibirlos y procesar sus casos. Desde la primera caravana migrante, en abril de este año, el discurso de odio de muchos en redes sociales se radicalizado más y más: se pasó del miedo al “otro” hasta la abierta amenaza de muerte y el patrioterismo del siglo XIX.
Muchas reacciones no sólo son xenófobas (discriminación contra extranjeros), sino que están atravesadas por racismo y clasismo: “llevan otras enfermedades”, “van a robar”, “son huevones”, “no queremos porquerías”, los comentarios se repiten una y otra vez ante las personas que “nada más” están escapando de la violencia de sus países.
Quizá sea, hasta cierto punto, sea “normal” una reacción así, pero en la historia de nuestro país, la solidaridad es la tradición: ¿por qué hay exiliados y refugiados de primera y de segunda?
Crédito: Plumas Atómicas
Foto: Agencias