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Al igual que Martha Erika, Luis Miguel Barbosa debuta en su primera elección. Aunque se define como un ‘político experimentado’, en realidad no ha ganado una elección en las urnas, por lo que será este 1 de julio cuando demuestre de qué está hecho.
Es la apuesta de la coalición que conforma Morena, PT y PES denominado ‘Juntos Haremos Historia’. Inició las campañas presumiendo una ventaja de 12 puntos frente a la panista.
Su carrera política prácticamente la realizó en el PRD en donde militó durante 23 años. La influencia que tuvo a nivel local desde 1998 –cuando fue nombrado dirigente de este instituto político– le permitió escalar cargos legislativos sin necesidad de hacer campañas.
Su experiencia en el servicio público está marcado en dos momentos: en el año 2000 cuando fue designado diputado federal por el principio de representación proporcional y en 2012 cuando fue electo senador de la República por la (misma) vía plurinominal.
En marzo del 2017 se declaró AMLovers, lo que le costó que lo quitaran de la coordinación de los senadores del PRD y se vio obligado a pedir cobijo a la bancada del PT que dirige su alguna vez enemigo político, Manuel Bartlett Díaz.
Sus logros y sus pleitos
Se ha propuesto ganar la gubernatura con 1 millón 250 mil votos –de 20 millones que Morena pretende conseguir en todo el país– para asegurar, también, el triunfo presidencial de Andrés Manuel López Obrador.
Antes de escalar a la esfera nacional, de 1998 a 2010, cuando fungió como dirigente del partido del Sol Azteca en Puebla, fue acusado en múltiples ocasiones por grupos internos de ser un cacique que controlaba las candidaturas.
Desde el PRD, siempre tuvo la oportunidad de salir a llamar el voto a su favor pero el originario de San Sebastián Zinacatepec –un municipio marginado localizado en la Sierra Negra de esta entidad– siempre optó por la vía fácil.
En agosto de 2014 fue nombrado presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República para el tercer año de ejercicio de la LXII legislatura. Un mes después de asumir el cargo, le tocó criticar a dirigentes de Morena, incluido López Obrador – partido que ahora lo impulsa al gobierno de Puebla– pues en septiembre de ese año calificó como una ‘grosería’ a la institución del Senado el hecho de que los morenistas hayan incumplido con el protocolo para entregar 2 millones 712 mil 285 firmas a fin de solicitar una consulta popular sobre la Reforma Energética.
Antes de ponerse la camiseta de Morena, Barbosa se distinguió a nivel nacional por sus pleitos y alianzas con los políticos de lasgrandes ligas.
De aliado a enemigo de Moreno Valle
En esta elección, Barbosa no ve a otro enemigo a vencer que al exgobernador Rafael Moreno Valle. Lo ha repetido hasta el cansancio: Martha Erika Alonso representa la continuidad de esa hegemonía.
Sin embargo, el senador con licencia no siempre ha pensado lo mismo pues en la elección del 2010 apoyó al panista a quien ahora quiere encarcelar si gana la elección del 1 de julio.
El último episodio que protagonizaron fue que el ex perredista lo acusó de espionaje y el panista respondió con exigirle aclarar “los moches”. Según se ha informado, presuntamente Barbosa exigía un porcentaje de dinero a alcaldes poblanos a cambio de gestionarles fondos. Él ha negado esa versión.
Este candidato de la alianza ‘Juntos Haremos Historia’ también ha sido cuestionado por su cambio de opinión, ya que en su momento también criticó a López Obrador. Pasó de llamarlo ‘soberbio’ en 2015 a llamar el voto a su favor en esta elección.
Lo que sorteó para ser candidato
El ahora morenista, antes de convertirse en candidato tuvo que sortear la competencia interna. Dejó en el camino a cuatro perfiles.
Su postulación no gustó a todos, pues personajes como el abogado Abelardo Cuéllar o el académico Enrique Cárdenas —quienes formaron parte de las opciones en la medición— han considerado que Barbosa Huerta es ‘igual de corrupto’ que otros políticos que el precandidato presidencial ha criticado.
Sin embargo, aunque se ha asegurado que él resultó el vencedor en la interna, los resultados de la encuesta fueron reservados por cinco años.
Ahora, el reto que tiene Barbosa Huerta es demostrar en las urnas que realmente está en la cabeza en las encuestas y que es el único que tiene alcance para lograr una segunda alternancia en la entidad.