Elvia Cruz/ @cruz_elvia
Iván Tirzo/ @TirzoIvan
Gloria Janet Velázquez y Christopher Reyes se enteraron la noche del sábado que la iglesia –La Asunción- en donde habían planeado su boda religiosa la tarde de este domingo serviría como albergue para recibir a centroamericanos. Lejos de que esto les causara molestias, ambos pasaron a comprar pañales para regalar antes de la misa.
Él es hondureño pero al igual que sus paisanos migró de su país desde los 12 años. Se quedó a vivir a Puebla y este domingo contrajo nupcias con Gloria.
“Nos enteramos anoche, a las 10 más o menos”, dijo Christopher en entrevista con medios locales cuando fue interrogado si se había imaginado en que su boda coincidiría con la visita de sus connacionales.
Algunos de sus invitados y familiares también llegaron con ropa usada o agua para regalar a los centroamericanos que forman parte de la Caravana Migrante que arribaron a tres albergues que se instalaron en la ciudad de Puebla a lo largo de este domingo.
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Mientras el padre Gustavo Rodríguez Zárate declaraba marido y mujer a Gloria y a Christopher en la entrada de la parroquia, adentro, había cientos de colchonetas en el piso en donde hombres, mujeres y niños descansaban de una larga caminata, pues desde mediados de octubre partieron de sus lugares de origen: El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua, con la intensión de llegar a Estados Unidos.
Un ramo de novia para una migrante
Gloria Velázquez contó sentirse orgullosa de casarse con un hondureño y compartir su felicidad con los migrantes a quienes convidó parte de la fiesta, pues no esperó llegar a la recepción, en la misma zona de la junta auxiliar de La Libertad, para aventar el ramo.
Lo hizo dentro de la iglesia que sirvió de albergue y una migrante se quedó con él.
“Yo le dije que invitara a quien quisiera pero se pasó”, dijo entre risas Gloria en alusión que el centro estaba lleno de migrantes.
Mientras los nuevos esposos saludaban de mano a algunos centroamericanos a su paso, la mamá del novio los invitó ya irse a la fiesta. “Ya vámonos muchachos”.
La boda trascurría mientras en unas canchas en el parque se ubica frente dicha iglesia, migrantes se echaron una reta con unos jóvenes a quienes ganaron 1-0.
Por el lado de la autopista, otro grupo era desviado por policías estales hacia la Ciudad de México para no quedarse en Puebla, pues en los albergues ya no había espacio para ellos, o al menos eso les dijeron.
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Fotos: especial/Milenio