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“Evité un feminicidio más en Puebla, me privó de mi libertad y tuve que defenderme porque me iba a matar, estaba ebrio y drogado y dijo que me iba hacer daño a mí y a mis hijos; la presencia policíaca llegó tres horas después en las que estuve pidiendo ayuda y nadie se acercó para evitar lo que finalmente ocurrió…”, revela con firmeza María Elizabeth N, hija del actor Tony Bravo, actualmente procesada por la muerte de Vicente N, con quien, resalta, no tenía ningún vínculo sentimental.
A un año de ocurrido el homicidio, Mariely, como le llaman sus familiares y amistades, concedió una entrevista en exclusiva para El Sol de Puebla.
Con voz firme y de manera directa aseguró:
“vamos hablando claro, la avalancha de información que se dio en los medios de comunicación no ha sido con la veracidad que se debe manejar, y todo eso ha venido afectando mi proceso penal, porque todo se ha basado en “suposiciones” y hasta el momento no hay nada comprobado con certeza”.
“En primera quiero resaltar que el señor (Vicente) no era nada mío, pareja, esposo, concubino… no había ninguna relación sentimental…, claro que nos conocimos como muchas personas lo hacen, vía redes sociales, él me pretendía y solo entablamos una relación cibernética. En esas pláticas que tuvimos, él me dijo que se dedicaba a las bienes raíces allá en Los Ángeles, California (Estados Unidos), donde radicaba. Por ello me propuso que iniciáramos un negocio acá en Puebla.
“De pronto llegó el 19 de septiembre (2017), llegó de sorpresa y dijo que no tenía dinero y donde quedarse, por lo que me pidió asilo en mi casa. Yo estaba viviendo con mis tres hijos, de 18, 20 y 23 años; pero ellos ya querían algo más de independencia y para ello yo también ya había buscado dos departamentos para mudarnos, uno para mis hijos y otro para mí. Por eso le permití al hombre, confiando en que sería poco el tiempo en que estaría de “visita”, quedarse primero en donde aún vivía y luego en la casa de Mateo del Regil, pues incluso me ayudó a mudarme.
El día que pasó todo, teníamos cuatro de estar ahí, en los que observé que tenía un mal comportamiento mental, se golpeaba solo la cabeza en la pared y en sus redes sociales subía fotos de mujeres muertas, fotos artísticas, pero al fin de hechos sangrientos, de hecho tres días antes de todo, él posteó una foto de una mujer muerta en un balcón”, detalló con el semblante en su rostro en el que se aprecia que Mariely es de carácter fuerte.
“El día de los hechos (Vicente) se encontraba ebrio y drogado, me encerró y no permitía que saliera, me amenazó y dijo que me mataría y violaría al igual que a mis hijos… todo eso desencadenó una pelea fuerte, de pronto él comenzó a atacarme, acepto que nos peleamos, pero fue a puro golpe, jamás usé un arma blanca para darle dizque 57 puñaladas, fueron mis puños y los mismos golpes que él se daba, porque por su estado se cayó muchas veces, fue en una de esas que seguramente se pegó en la cabeza y se desnucó… al verlo en el suelo con la misma botella que rompió en mi cabeza, se la clavé en el cuello… fue una riña y en la que era su vida o la mía… evité un feminicidio…”, resalta Mariely.
“Los supuestos testigos y vecinos han hecho puras suposiciones, pues para empezar, si escucharon el problema que había, por qué no para ayudar hubieran pedido la presencia de la policía, solo hasta que alguien me vio por el balcón, alrededor de las 6 de la mañana, avisó a los cuerpos de emergencia… pero la policía llegó después de las 9 de la mañana….”, agrega. “Sí, tuvieron que romper la puerta para poder entrar, porque estaba privada de mi libertad, y nunca negué el homicidio, fue por defenderme, eso sí”, aclara.
“Yo espero en Dios que se aclare con hechos certeros y no puras suposiciones, cómo ocurrieron las cosas, pues en el periodo inicial de mi proceso penal, no se permitió a mi defensa que entregara pruebas, se cerró el plazo y ahora viene la etapa intermedia de mi juicio, en el que confío se demuestre en primera que el señor (Vicente) no era nada mío; que actué en legítima defensa porque me quería matar y solo me defendí y verifiquen el tipo de lesiones que él tenía y las que a mí me causó, esas que a nadie le importó y aún conservo las cicatrices en piernas, brazos, cabeza y otras partes de mi cuerpo…”, recalcó la entrevistada.
“Confío en Dios, en las autoridades y que lo realmente ocurrido salga a la luz… esto acabó con mi vida, mi familia también se vio afectada y ahora solo espero que mi condena sea la justa para poder recobrar mi libertad (dejar el penal de San Miguel) y reencontrarme con mis seres queridos…”, puntualiza con nostalgia Mariely.
Crédito: El Sol de Puebla