Elvia Cruz/ @cruz_elvia
Eran a las 12:50 horas cuando la banda de viento que llevaba una hora amenizando afuera del INE comenzó a tocar la marcha nupcial, esa que en ocasiones se toca en las bodas de pueblo.
A la par de la música avanzaba una camioneta blanca Toyota Sienna con placas de la Ciudad de México. “Háganse a un lado”, “¡cuidado!”, alertaban ocho jóvenes que previamente recibieron indicaciones de Eric Cotoñeto sobre cómo abrir paso a la unidad y a otra Suburban del mismo color que la escoltaba.
“Tiene que llegar cerca de la puerta gris que es en donde se bajará el candidato”, fue una de las peticiones.
Se trataba de Miguel Barbosa Huerta quien acudió este miércoles a registrarse como candidato a gobernador por la coalición Juntos Haremos Historia, conformado oficialmente por Morena, PT y el partido Verde, aunque los pocos simpatizantes que le quedan a Nueva Alianza también están sumados a este proyecto de la cuarta transformación.
Sí, los mismos que en las elecciones del 2010, 2016 y 2018 apoyaron al extinto morenovallismo.
Para avanzar solo una cuadra, Barbosa tardó más de diez minutos, pues al paso del automóvil que lo trasladaba se acercaban personas de todas las edades para saludarlo. Otros alzaban sus pancartas y se asomaban en las ventanillas para hacerse notar.
“¡Barbosa, amigo, feliz de estar contigo!”, “¡Es un honor, Barbosa gobernador!”, se repetían una y otra vez las consignas.
Algunos se treparon sobre los automóviles estacionados sobre la 35 Oriente en Huexotitla –en donde se ubica el INE–, otros en los árboles en búsqueda de poder observar el momento.
“Le damos la bienvenida a nuestro gobernador”, dijo un hombre desde un megáfono. “Aún no es gobernador”, cuchichearon otros que en el fondo saben que la elección extraordinaria del 2 de junio es puro trámite, ya que múltiples encuestas le dan el triunfo a Morena hasta con un 50 por ciento del electorado.
Barbosa lo sabe. Sabe que la única piedra en el camino sigue siendo Alejandro Armenta Mier quien está condicionando apoyo a su candidatura.
Una orgullosa madrina
Barbosa bajó de su Toyota Sienna del brazo de la líder nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, señalada por supuestamente haber actuado con parcialidad en el proceso de selección del abanderado. Ella dice que no, pero en muchas ocasiones apostó por Barbosa públicamente.
Atrás caminó la esposa del candidato, la mujer con la que ha caminado de la mano, como él mismo la describe: Rosario. También iba el asistente personal.
Adentro y teniendo como testigos a los consejeros electorales, el candidato ofreció reconciliación a Armenta y pidió un aplauso para la senadora Nancy de la Sierra, quien llegó a su registro, pero sin su esposo José Juan Espinosa, ese diputado local del PT que ha acusado una persecución política en su contra, supuestamente orquestada por operadores políticos de Barbosa.
Mientras él agradecía el apoyo de su amiga Yeidckol, ella lo grababa con su celular. Orgullosa. Así lo resumió en una frase: “puedo meter las manos al fuego por Miguel Barbosa porque lo conozco”.
En la primera fila estaban otros “guerreras y guerreros”, en su mayoría actuales funcionarios en horario laboral como la presidenta municipal de San Andrés Cholula, Karina Pérez Popoca quien se hizo la chistosa en gritar “¡lo que es de Dios es de Dios, lo que es de Barbosa, Barbosa gobernador!”
Para salir, nuevamente se formó una valla humana, tal como ocurría en la campaña del hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador para que Barbosa pudiera abandonar la zona.
“Yo estoy contigo señor”, “vamos con todo”, escuchaba por todos lados. Ahí estaban sindicalizados del IMSS, maestros del SNTE y algunos integrantes de la comunidad lésbico-gay.
Como si se tratara de López Obrador, Barbosa recibía peticiones de selfies desde su camioneta. Hubo quienes siguieron su camioneta dos cuadras, hasta antes de que diera vuelta en la 31 Oriente con rumbo al bulevar 5 de Mayo.
