Posiblemente se trataría de una excursión más a la montaña más alta de México en aquel lejano noviembre de 1959.
16 personas se unieron a la aventura del Citlaltépetl, mejor conocido como Pico de Orizaba.
Pero cerca de la cima, un glaciar cayó sobre los alpinistas. Cuatro murieron, pero solo se halló el cuerpo de Alberto Rodríguez. Los otros tres quedaron sepultados bajo toneladas de nieve.
Casi seis décadas después, un equipo encabezado por el Ejército mexicano logró desenterrar los cadáveres. O al menos eso es lo que esperan todos los que aún sobreviven a la tragedia.
Si después de los análisis de ADN se comprueban sus identidades, Enrique García Romero, el Calavera (24 años); Juan Espinoza Camargo, (17 años); y el experto de montaña Manuel Campos Pérez, el Indio Verde podrán descansar lejos de su gélida tumba.
Un cuaderno con el registro de los montañeros que escalaron la cara norte del Pico Orizabaen 1959. En la imagen, los nombres de cuatro montañeros que tuvieron el accidente.