En 1995 Agustín abandonó su natal San Diego Cuachayotla, San Pedro Cholula, a los 14 años de edad para conseguir el sueño americano. Anhelaba una mejor vida y no quería seguir los pasos de sus paisanos dedicados a la elaboración de tabique.
Hizo de todo en el territorio de Donald Trump y ejerció muchos oficios, para mandarle dinero a su madre, y así nada le faltara. La llamaba constantemente y no dudaba en apoyarla económicamente en cualquier necesidad.
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Durante los últimos 25 años, su madre esperaba verlo entrar por la puerta de su casa, para volver a abrazarlo, hasta que el Covid-19 le arrebató la vida en los Estados Unidos. Fue incinerado y ni su esposa, ni sus tres hijos reclamaron sus restos.
El abandono en el que terminó Agustín en los Estados Unidos, provocó que la familia Huitzil Romero juntara los recursos para pagar el viaje de una de sus ocho hermanas, quien se presentó ante el Consulado para pedir que le permitieran repatriar los restos del cholulteca.
Este lunes, su hermano Juan Huitzil recogió sus cenizas depositadas en una pequeña caja negra durante la ceremonia que encabezó el gobernador del Estado, Luis Miguel Barbosa, en la capital.
El hombre de playera verde y careta recordó a su hermano como un hombre trabajador. Lamentó que sus propios hijos lo hayan abandonado en su enfermedad en una tierra en donde sólo los tenía a ellos.
Ahora le espera un funeral tradicional en San Diego Cuachayotla, en donde su familia le dará el último adiós.