Como poblano me sumo con gran orgullo a la celebración del #492Aniversario de la fundación de Puebla, establecida el 16 de abril de 1531 y, de acuerdo con poblanerias.com, 2021, fue la única ciudad de la Nueva España concebida como una república de agricultores.
En tanto, el Centro Estatal de Estudios Municipales de Puebla, 1988, el trazo de la ciudad se hizo estilo adamero, parecido al tablero de juego de damas españolas; cada manzana medía 100 por 200 varas castellanas en las que se ubicaban 8 solares destinados a 8 colonos, quedando espacios para nuevos residentes. El agua potable se introdujo en caños desde los manantiales de Almoloya y Cieneguillas.
Según datos del Instituto Municipal de Planeación (Implan) 2020, Puebla tiene 1 millón 692 mil 181 habitantes, representando el 25.7 por ciento de la población del estado. Cuenta con aproximadamente mil 600 colonias y localidades, en 17 juntas auxiliares. Existen 28 ejidos, aunque muchos ya no cuentan con tierra al haber sido absorbidos por el crecimiento urbano. La superficie total del municipio es de 52 mil 431 hectáreas.
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Puebla es una ciudad de gran historia, reconocida por su gastronomía, su arquitectura colonial y por su cerámica, como la talavera. Desde el 23 de septiembre de 2016, esta ciudad es patrimonio cultural de la humanidad.
Las principales actividades económicas del municipio son el turismo, la industria, la minería, los servicios médicos y educativos. La superficie agrícola cosechada en el municipio asciende a 8 mil 700 hectáreas.
Predomina la producción de autoconsumo de maíz, frijol y calabaza, todas dependientes de las lluvias en un 97 por ciento. La actividad agropecuaria se caracteriza por la agricultura y ganadería de subsistencia con escasa tecnificación.
La ciudad de Puebla se localiza en la cuenca del río Atoyac que, junto con los ríos Alseseca y San Francisco, son las corrientes principales del territorio municipal. Esto permitió en 1946 la construcción de la presa Manuel Ávila Camacho, también conocida como Valsequillo, con una capacidad máxima de 400 millones de metros cúbicos de agua en una superficie de 200 hectáreas.
Esta obra derivó en la creación del Distrito de Riego 01 Valsequillo que proporciona agua para 21 mil hectáreas de cultivo, en 17 municipios de la región Tecamachalco-Tehuacán y más de 4 mil hectáreas de la región Atlixco-Izúcar de Matamoros, a través del río Nexapa.
Como todo asentamiento humano, la capital del estado del mismo nombre, necesitó de los recursos naturales agua, suelo, vegetación y fauna que con el tiempo se fueron agotando, producto de una ancestral cultura predominantemente extractiva en su aprovechamiento.
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El agua que en principio venía de los escurrimientos de La Malinche, se empezó a agotar conforme se incrementaba la población y crecían sus necesidades. Hasta hace poco, el 70 por ciento del agua de la ciudad lo aportaba esta montaña. Después, en la década de 1990, el vital líquido se tuvo que traer de la zona de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, a mayores costos sociales y económicos.
Datos del Sistema Operador de Agua Potable y Saneamiento de Puebla (Soapap), indican que la demanda de agua municipal es de mil litros por segundo, pero la capacidad de abasto es de solo 850, lo que provoca que más de 200 colonias no cuenten con agua o esta sea racionada fuertemente; sin tomar en cuenta el problema de bombeo que por pago de electricidad se ha dificultado en algunas juntas auxiliares.
Y si el abasto de agua potable es un gran reto del porvenir municipal, no es menor el que tiene que ver con el tratamiento de las aguas residuales. Sexenios van y vienen con gobiernos de todos colores y el río Atoyac, junto con sus afluentes, sigue recibiendo descargas contaminantes que ya no ruborizan ni preocupan a nadie.
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Constitucionalmente es obligación de los municipios el tratamiento de las aguas residuales, pero no existen los mecanismos financieros ni las políticas para apoyarlos en esta necesidad que afecta, en primer término, la salud y también a la economía de las comunidades.
Actualmente a 492 años de fundada la ciudad de Puebla hay grandes historias de avance y desarrollo, pero no podemos olvidar los retos para garantizar la sustentabilidad y la viabilidad misma de esta importante urbe y todos los municipios del estado.
Son la seguridad pública, la movilidad y el transporte, el apoyo a la educación, el impulso al desarrollo económico, las grandes preocupaciones gubernamentales. Pero si estas no tienen una base sustentable, todo lo demás puede ser infructuoso.
Es tiempo de que las políticas públicas y los actores políticos incluyan realmente la atención de problemas reales como el abasto de agua potable y el tratamiento de aguas residuales, la adopción de energías limpias, el manejo de residuos sólidos, la recuperación de áreas forestales y áreas verdes urbanas.
El rescate de las cuencas y sus ríos ya no puede esperar para no poner en riesgo a las futuras generaciones.
Aunque, si no se puede todo, por lo menos formemos hoy a los líderes que puedan hacerlo en el corto y mediano plazo.
Feliz #492Aniversario querida Puebla!