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Etanol combustible, una opción para la caña de azúcar

Columna de Alberto Jiménez Merino

Alberto Jiménez Merino

Este 15 de marzo, la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria de la Cámara de Diputados, en coordinación con el Consejo Nacional de Granos de los Estados Unidos, realizarán el Foro “Hacia el desarrollo de una Industria Nacional de bioetanol en México” con base en caña de azúcar.

El uso de energías limpias es una necesidad del mundo, debido a los desastres naturales crecientes provocados por el cambio climático, cada día más frecuentes. Sequías recurrentes en México, nevadas en Estados Unidos, tormentas en California, son solo algunos ejemplos.

El bioetanol se obtiene de diferentes fuentes. Una es el maíz del que Estados Unidos destina más de 50 millones de toneladas de su cosecha anual de granos, según lo hemos podido constatar directamente en la región de Iowa. Otras fuentes son el sorgo, la yuca, los cítricos, el maguey pulquero, el nopal y la caña de azúcar. Cuando se utiliza maíz, el precio de sus derivados sube por lo menos el 30 por ciento.

En México, la caña de azúcar se cultiva en 799 mil hectáreas y es la base de la economía de 154 mil productores, en 267 municipios de 15 estados. Ésta se industrializa en 50 ingenios, obteniéndose 6 millones 185 mil toneladas de azúcar; genera 440 mil empleos directos y, beneficios indirectos a 2.2 millones de personas de acuerdo con datos de la la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) 2022.

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Entre los principales problemas de la industria cañera se encuentran; el tamaño reducido de las parcelas, los bajos rendimientos que no superan las 70 toneladas de caña por hectárea, la incidencia de plagas y enfermedades, variedades viejas, la baja fertilidad de los suelos y la falta de lluvias o insuficiencia de agua de riego.

En los últimos años, también han sido problemas la falta de cortadores para la cosecha de caña y la resistencia o imposibilidad de acceder a la cosecha mecanizada por factores como la compactación del suelo o daños mecánicos a la planta.

Como prácticas regenerativas, se ha recomendado por las autoridades ambientales, la eliminación de la quema de la caña, así como adoptar la cosecha mecánica para evitar un mayor calentamiento de la atmósfera, además de incorporar material vegetativo al suelo y recuperar fertilidad, algo que aún no se ha podido lograr. Asimismo, para elevar la productividad vienen adoptándose poco a poco los biofertilizantes, que permiten hoy rendimientos de 140 toneladas, sostenidos durante 10 años.

Además de la producción de azúcar, la caña se utiliza para generar electricidad mediante la combustión del bagazo, tallo exprimido para extraer el jugo, elaboración de bioplásticos, cerveza, vino, alcohol, papel, aglomerados de bagazo, composta de cachaza, forraje para el ganado y alimento suplementario, como la melaza.

De acuerdo con SADER 2022, en los últimos 25 años, el consumo de azúcar por habitante en México, se ha disminuido un 36 por ciento. Contrariamente, el incremento de peso en la población aumentó 73 por ciento, demostrando que no es el azúcar su causa. Al mismo tiempo, el consumo de otros edulcorantes, como el jarabe de maíz de alta fructosa al que Estados Unidos destina 13 millones de toneladas del grano producido anualmente, han crecido.

Una de las opciones más visibles de la caña de azúcar en el futuro inmediato, está relacionada con la producción de etanol combustible para automóviles como un oxigenante de la gasolina en sustitución del Metil Tert-Butil Eter (MTBE), como han señalado diversos expertos.

Si en algún momento el mercado del azúcar se complica, una salida viable es la producción de bioetanol.

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Así se hace en Colombia, en donde para 2011 una política pública obligaba a utilizar el 3 por ciento de etanol de caña mezclado con gasolina, de acuerdo con información de la Federación Nacional de Etanol Combustible, con quienes visité ingenios mixtos que de un lado producían azúcar y de otro lado obtenían etanol, en la región del Quindío.

México necesita una política similar que no se tiene.

En tanto, en Brasil, se estima una producción de etanol combustible de caña de azúcar de 16 mil 400 millones de litros para 2023. En este país, la mayoría de los automóviles están adaptados para gasolina y etanol y, generalmente optan por el más barato, según la consultora StoneX citada por la Agencia REUTERS e Investing.com 2023

El propósito del foro que llevarán a cabo la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria de la Cámara de Diputados y el Consejo Nacional de Granos de los Estados Unidos, es revisar la situación actual y las posibilidades reales que existen en nuestro país para impulsar este tipo de energías.

En este evento participarán diputados federales; autoridades de la Comisión Nacional para el Desarrollo de la Caña de Azúcar (CONADESUCA/SADE); el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV), de Jalisco; el Ingenio Motzorongo, de Veracruz; productores cañeros y representantes de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera (CNIA).

A todos, ¡bienvenidos!

Por Alberto Jiménez Merino/ @jimenezmerinomx

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