Desde que recuerdo, hay una notable desvinculación entre lo que se ha enseñado en las escuelas de México y lo que se requiere para que un individuo esté preparado para la vida y el trabajo.
El deterioro ambiental, la pérdida de los recursos naturales, la falta de agua, la sobrepesca, la sequía y el cambio climático son las mayores amenazas para la población nacional y mundial.
Las necesidades básicas de las familias y las de sus actividades productivas en las comunidades y regiones, no se encuentran en los contenidos del sistema educativo nacional en ninguna de sus reformas.
Lo anterior se puede comprobar al ver la problemática creciente, la baja productividad de los sectores económicos, la pobreza predominante, el deterioro ambiental y la migración permanente de nuestros connacionales hacia los Estados Unidos.
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Ser universitario es la ilusión de muchos padres y jóvenes, pero solo 16 de cada 100 que se inscriben a primaria llegan a la universidad porque las familias no cuentan con los recursos económicos y el estado no está preparado para atender toda la demanda. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), este 2024 más de 400 mil egresados de bachillerato no tendrán cabida en el nivel universitario.
Por otro lado, existe una predominancia de teoría sobre la práctica en los contenidos del sistema educativo y, hay una limitada influencia de las instituciones educativas sobre el desarrollo de las comunidades en las regiones donde están establecidas.
La educación financiera, alimentaria, nutricional, cívica y ética, así como la educación ambiental están ausentes o débiles en la preparación de los egresados.
Los actuales contenidos educativos no permiten el desarrollo de las vocaciones personales, ni el de una visión para el emprendimiento técnico y económico de los estudiantes. Posiblemente por eso, la pobreza y la desigualdad siguen siendo los problemas socioeconómicos más importantes de México.
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Parte de estos conceptos presenté en mi ponencia entregada a los organizadores, a quienes agradezco su invitación, del Foro Educación de calidad, innovación tecnológica y ciencia de frontera, presidido por Alejandro Armenta Mier, el pasado miércoles 3 de enero, en Ciudad Modelo San José Chiapa, Puebla.
La baja productividad afecta grandemente a todas las actividades económicas de nuestro estado por la falta de líderes capacitados que promuevan la innovación y el emprendimiento, pese a contar con un gran número de universidades e instituciones de educación superior.
Por ejemplo, en el sector agroalimentario los principales problemas son el tamaño reducido de las unidades productivas, la alta dependencia de las lluvias para la producción, sequías recurrentes, transferencia de tecnología y falta de financiamiento. Ausencia de servicios técnicos y logísticos como capacitación, acompañamiento técnico y administrativo, mecanización, insumos, siembra, cosecha, postcosecha, desarrollo agroindustrial y comercialización. Seguimos siendo vendedores de productos frescos sin valor agregado.
Pero en general, en Puebla se requiere de un proceso real de diagnóstico y planeación desde las comunidades para conocer a qué se dedica la gente, qué recursos tienen, cuáles son sus principales problemas y necesidades, sus principales actividades productivas, los problemas ambientales existentes, los problemas de sus actividades económicas, las nuevas opciones que pueden tener y, principalmente, lo que quieren hacer.
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Aquí es en donde se requiere de una política pública como lo ha propuesto en este foro Alejandro Armenta Mier, al anunciar la creación de la Ciudad Modelo como centro del conocimiento para el desarrollo comunitario y regional.
Se requiere mayor vinculación del sector educativo a las comunidades, incorporar las necesidades familiares y sectoriales con una mayor proporción de práctica en las asignaturas, además de identificar, integrar y socializar los casos comunitarios y regionales de éxito económico, productivo y ambiental.
Se necesita impulsar la atención de problemas y necesidades reales de las familias por parte de los estudiantes en sus comunidades, promover concursos sobre propuestas para atención de problemas de la comunidad, fortalecer su educación financiera, alimentaria, nutricional, ambiental, cívica y ética.
Es prioritario apoyar el desarrollo de las vocaciones personales que reduzcan la deserción y potencien la realización individual. Hace falta apoyar a nuestros jóvenes a desarrollar su visión empresarial para el emprendimiento, especialmente en el último año del nivel medio superior.
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Finalmente, también se debe promover la participación de estudiantes en ferias patronales, exposiciones regionales, internacionales e intercambios académicos con municipios, estados y países líderes.
Al igual que lo he propuesto a las autoridades de la Universidad Autónoma Chapingo, se requiere que cada estudiante de nivel medio superior, al egresar, atienda al menos un problema prioritario de su comunidad o región, ya sea como servicio social, estancia profesional o titulación.
¡Feliz Día de Reyes!