A escasos quince días del regreso a clases de 30 millones de educandos a nivel nacional y la difusión de las nada alentadoras encuestas de la tercera ola del SARS-COV-2 con cepa delta, el escenario educativo se torna vulnerable.
Seis de cada diez personas ven que la etapa de contagios está en crecimiento y que el regreso a clases no es seguro.
Si tuvieras hijos en edad escolar, teniendo como antecedente el incremento de contagios en niños y jóvenes, que aún no tienen ninguna vacuna y quienes su sistema inmunológico es altamente vulnerable ante esta nueva variante del virus ¿Enviarías a tus hijos al colegio?
Una reciente encuesta publicada en el financiero, afirma que el 62% de mexicanos están en desacuerdo con el regreso a clases.
Este es el escenario que vive la comunidad estudiantil nacional. La instrucción desde Palacio Nacional: inamovible el regreso a clases bajo el modelo híbrido. La SEP federal transita sin una oportuna estrategia que garantice la salud de los estudiantes ni la capacitación necesaria a docentes en el nuevo modelo híbrido que se implementará en algunos días.
El único “pasaporte educativo” con el que transitará la SEP es que ante la posibilidad de contagios en los planteles educativos, exista la firma de una carta responsiva para que sus hijos ingresen a los mismos.
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Esta medida se torna cuestionable pues, dejaría entre líneas que si el alumno resulta infectado, este documento firmado por el tutor es el que libere a la institución de cualquier responsabilidad.
Estudiosos en temas de pedagogía hablan de la importancia de que el regreso a clases sea cuando existan condiciones médicas con el semáforo en verde o cuando tengamos la suficiencia en instalaciones de salud para poder albergar a un alto porcentaje de los más de 30 millones de familias que estarán siendo parte del grupo vulnerable e implicaría un repunte en los casos de la Covid-19 en próximos meses.
Si vamos a una sencillo ejercicio numérico, al 13 de agosto existen 52, 624,341 de personas vacunadas con cuando menos una dosis que equivale a un 39% aproximadamente de la población, entre las que no se encuentran los niños, jóvenes ni adultos de menos de 30 años (en su mayoría) y las cifras indican que hasta a mediados de agosto de 2021 se habían registrado en México más de 2.8 millones de casos acumulados de Covid-19 y con 248 mil decesos.
Todo esto en el marco de la campaña nacional “quédate en casa”, ahora bien, si las autoridades federales han dictaminado “volver a clases”:
¿Cuáles serán les repercusiones que viviremos en cada uno de nuestros estados? ¿Estarán ya listas las campañas de educación preventiva para nuestros niños, jóvenes y docentes? ¿Estamos listos como sociedad para dar respuesta pronta al número de contagios que se avecinan? ¿Cuándo y bajo qué mecanismos se hará la primera evaluación de resultados de regreso a clases y nuevos contagios? ¿Qué medidas se implementarán en el transporte público en beneficio de este sector poblacional?
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Ahora bien, si hablamos de 30 millones de estudiantes y sumamos cuando menos 1,5 millones de maestros que atiendan a 20 estudiantes por aula en esta propuesta de modelo híbrido, sin olvidar que el regreso a clases implica el retorno de personal administrativo y autoridades, entonces:
¿Se habrá pensado ya en la movilidad de los docentes y de los padres de familia que ante la necesidad de desplazarse usarán el transporte público? ¿Cuáles son las acciones que tendrán los diferentes niveles de gobierno a 15 días del inicio de clases? ¿Estarán cubiertas las bajas por Covid-19 del personal docente y administrativo en todos los planteles nacionales?
Sobre la capacitación en el modelo educativo híbrido ¿Estará atendida la parte pedagógica, psicológica y la adecuación de las rutinas de socialización que vivieron y seguirán viviendo los estudiantes?
Se dice fácil, pero el reto es mayúsculo y el riesgo de contagio es altísimo. Habría que ponderar las acciones en temas de solidaridad nacional, pues el riesgo latente de un colapso en las instituciones de salud es inminente aunado a que el rumbo en materia educativa aún con el modelo semipresencial no está garantizado, mucho menos en la educación preescolar, primaria e incluso en la secundaria, donde las habilidades de lectoescritura son fundamentales.
Sin duda alguna se requiere repensar en favor de la educación y salud.
Al tiempo.