Julieta Cerezo
La primera vez que vi La boda de mi mejor amigo no solamente me cree falsas expectativas sobre los restaurantes de langostas, también descubrí un nuevo género cinematográfico: la comedia romántica.
En ese momento, me convertí en fan de este estilo y mujeres como Julia Roberts, Renée Zellweger y la ahora casi desconocida, Nia Vardalos eran para mí las mejores actrices.
En los años subsecuentes a ‘La boda de mi mejor amigo’, hastié a mis padres con visitas frecuentes al cine para ver títulos como ‘Mi gran boda griega’, ‘El diario de Bridget Jones’ (la primera y la malísima segunda parte), ‘Novia fugitiva’, ‘Realmente amor’ o mi vergonzosa etapa como fan de Jennifer López con ‘Experta en bodas’ y ‘Sueños de amor’.
Pero las películas de este tipo que para mí fueron y son “las mejores” tuvieron lugar entre 1997 y 2003, lo que me dejó unos 15 años con decenas de “rom-com” (como le llaman los expertos) entretenidas, pasables y palomeras pero ninguna tenía protagonistas tan entrañables como Jules (La boda de mi mejor amigo), Bridget Jones o Toula Portokalos (Mi gran boda griega).
Todo cambió el fin de semana, fui a ver Crazy Rich Asians (Locamente millonarios) una comedia romántica chapada “a la antigua” que mezcla todos los ingredientes de esas películas noventeras o de principios del nuevo milenio que me hicieron una devota del género.
Y esta película, aunque usted no lo crea, va de la mano con Megalodón, evidentemente no por su trama, sino por el hecho de que ambas son las súper producciones chinas de este 2018 y están desbancando las creaciones cinematográficas estadounidenses que han eclipsado el mercado desde la invención del séptimo arte.
¿Por qué Crazy Rich Asians es buena?
Esta recomendación parte de que la película añade todos los elementos que hacen a una rom–com, pues se juega una vez más con la historia de Cenicienta, una fórmula clásica de este género en la que la chica “pobre” conquista al millonario pero una antagonista, tal y como en el cuento clásico, quiere impedir su enlace matrimonial.
En este caso, la malévola “madrastra” es Eleanor Sung-Young (interpretada por Michelle Yeoh), la futura suegra de la protagonista Rachel Chu (interpretada por Constance Wu). La protagonista es adorable, inteligente y humilde; en la trama es empatada con Nick Young (Henry Golding), heredero de una ficticia empresa multimillonaria que tiene presencia en todos los mercados comerciales de China.
Es probable que a estas alturas ya sepa cómo terminará la película, pero la trama es llevada con simpatía y personajes adicionales que recuerdan a los patiños y compinches de las rom-com clásicas y es precisamente por todos esos demás personajes que la cinta tiene un ritmo entretenido durante sus dos horas de duración.
A esta nueva Cenicienta se le añaden elementos propios de nuestra modernidad: redes sociales, la aspiración a una vida en la opulencia, referencias (muchas) sobre la cultura pop e independencia femenina.
Sobre la película, la crítica especializada ha dado a Crazy Rich Asians calificaciones del 92 por ciento (en una escala del 100 por ciento), como puede ser consultado en Rotten Tomatoes.
El sutil mensaje de la prosperidad China
Con franqueza, creo que el mensaje de Crazy Rich Asians va más allá de la trama amorosa, desde el segundo 1 de la película – spoiler alert – la trama empieza con un fondo negro y una cita de Napoleón Bonaparte:
“Dejen que China duerma, porque cuando despierte, el mundo temblará”.
Esta frase solo es el anuncio de que China decidió hacer una película sobre gente no millonaria, sino multimillonaria. Y es que con dos horas de esta película, las imágenes que durante décadas ha bombardeado Estados Unidos sobre sus “millonarios” son opacadas por la familia del personaje de NicK Young, una suerte de dinastía que amasa una fortuna que ha construido desde ceros.
La “villana” de la película es un demonio enfundado en Valentino, que vive en una mansión que hace ver la casa del clan Kardashian como un hogar “regular”. A lo largo de la trama, se celebra una boda tan opulenta y de ensueño que nada le envidia al reciente enlace nupcial del Príncipe Harry y “la plebeya”, Meghan Markle.
Es más, uno de los personajes bromea con la cantidad de niños que en Estados Unidos “se mueren de hambre” y entre autos, mansiones y ropa de diseñador (alta costura) es como opera esta película que también es un excelente comercial turístico para la ciudad de Singapur.
¿Dónde verla?
La cartelera de Cinépolis y Cinemex para Puebla muestra que la película estará exhibiéndose en ambas cadenas hasta el primero de noviembre, y durante una semana que lleva en cines fue mostrada prácticamente en todos los complejos de Cinépolis y solo en dos de Cinemex.
Sin embargo, desde este viernes y hasta el próximo jueves solo podrá ser vista en dos cines y con muy pocas funciones: Cinemex Sonata y Cinépolis Plaza Crystal.