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De cuando ardió Roma

Julieta Cerezo

Yalitza Aparicio posa en Vogue, Alfonso Cuarón invita a usar el hashtag #MiRoma, decenas de artículos nos muestran “el antes” y “el después” de la colonia Roma, algunos más, nos hablan de los personajes secundarios como el profesor Zovek y muchos otros, ya le adelantan al cineasta mexicano su segundo Óscar como realizador y, por supuesto, a Roma como la mejor película.

Desde semanas antes de su estreno, Roma ya era trending topic en México por su controvertida “falta” de proyecciones (de eso ya hablaremos) y a casi una semana de su arribo a la plataforma de Netflix, continúa siendo el tema de “moda”, porque así de volátiles somos, en la misma semana que “esperamos” la resurrección de Juan Gabriel, Roma divide a su audiencia y al país entero.

Si la película no te gustó: “llégale” y vete a ver alguna tarugada de ciencia ficción, pero si te gustó: ¡uy! No eres más que un hípster intelectual de pose. Y es que esta película está sufriendo los estragos de un México polarizado, en el que o eres fifí o eres chairo, no hay espacio para los puntos medio o neutrales.

Si usted ha leído previamente esta columna, sabrá que gozo las películas de ciencia ficción, los imperios de Star Wars y Marvel son mi top y aun así me gustó Roma, porque es diferente y porque se siente real.

Todos los caminos llevan a Roma

Roma mantiene una gira nacional de proyecciones en espacios públicos pero la cinta no cuenta con una gran cantidad de presentaciones en cines – lo más cercano en Puebla es verla en Cinemex de Apizaco (Tlaxcala) – y desde el momento en el que se supo que la película no llegaría a las grandes cadenas, el odio / amor con Roma se desató.

Aunque se explicó hasta el cansancio que esta película es una producción original de Netflix, se interpretó como un desaire de las dos partes, tanto de las cadenas de cines como del mismo Alfonso Cuarón, a los cines y a Cuarón se les acusó de lo mismo, una suerte de malinchismo y recelo para que “el pueblo” no la viera.

Pero en las letras pequeñas del contrato con Netflix, Cuarón ya sabía que los derechos de “proyección” de la cinta eran de la empresa productora pues se sumaría a su listado de contenidos originales, sin embargo, se diseñó una estrategia de difusión para presentarla en otros lugares y si llegara a presentarse sería con una diferencia de 90 días entre su estreno en la plataforma y en las salas de cine.

Cinépolis le echó sal a la herida con un comunicado en el que se negaba a proyectar Roma hasta que Cuarón atrasara el estreno en Netflix y entre dimes y diretes, la cinta llegó a algunos sitios a través de programas gubernamentales y a la plataforma de streaming.

Yalitza, la emperatriz Roma

De Roma el emperador es Cuarón y la emperatriz es Yalitza Aparicio, la actriz revelación que no era actriz y que, tal y como lo revela su Instagram, era una persona con una vida regular. En decenas de artículos, nacionales e internacionales, se ha dado a conocer que Yalitza quien da vida a Cleo, es maestra de kínder, de origen indígena y que no contaba con experiencia como histriónica.

La importancia de Yalitza no solo radica en que “su Cleo” sea el centro de la película, también en que la historia de la actriz que ya es considerada la revelación del año no en México sino en Hollywood, es genuina y reafirma la realidad con la que Cuarón concibió Roma, cinta en la que los rostros conocidos son los de Marina de Tavira y el de “Latin Lover”.

E incluso, un personaje como “Latin Lover” es transformado en un personaje de Cuarón y aunque solo tiene dos escenas en la cinta es caracterizado como el real profesor Zovek, en tanto, Marina de Tavira muestra que su ambición actoral iba más allá de las series y películas cómicas asumiendo el papel de Sofía, una madre de familia, con una economía cómoda y que es abandonada por su esposo.

Por su parte, la emocional Cleo, es la sirvienta de la casa, que empieza a disfrutar de las ilusiones del amor pero tan rápido cómo éste llegó se fue, sumando su corazón roto al de Sofía, su patrona, a veces dictadora y también protectora, a quien ayuda en la crianza de los cuatros hijos de un matrimonio roto. Cuarón lo ha dicho en innumerables ocasiones, se trata de su trabajo más personal, una especie de autobiografía que retrata su infancia, allá en la colonia Roma.

Para Roma con amor

Con todo y los buenos personajes secundarios, Cleo se lleva la mayor parte, cría hijos ajenos a los que quiere como si fueran suyos pero se encuentra en la encrucijada de esperar un bebé no planeado, su novio la abandona y, de alguna manera, desea que su maternidad no se logré.

Y es que desde donde se vea Roma, es una historia de mujeres y hombres reales, de un México que en 1971 así era, en medio de protestas estudiantiles y sus supresiones, entre autos tan grandes como la misma cochera y con la evidente división de clases que persiste en este país y en todo el mundo.

Pero son sus mujeres – Cleo y Sofía – las que hacen a Roma la “obra maestra” de Cuarón. La crítica especializada ya vaticina lo mejor para la película, y en Rotten Tomatoes la calificación de los críticos es de un 96 por ciento (en escala de 100) y de ella dicen:

“Roma encuentra al escritor y director Alfonso Cuarón en un completo y apasionante dominio de su arte visual, y le cuenta la historia más poderosamente personal de su carrera”.

 

Julieta Cerezo

Julieta Cerezo

Reportera con experiencia en medios de comunicación desde el año 2009. Ha sido editora y coordinadora de información.