El 2019 se ha empeñado en rompernos el corazón, al menos el mío se siente así, y es que este año se han cerrado ciclos importantes de la cultura pop; apenas en abril nos despedíamos de Tony Stark, quien se sacrificó para rescatar a la mitad del universo de los estragos genocidas de Thanos en Avengers: Endgame y un mes después concluyeron las épicas Game of Thrones y The Big Bang Theory.
Ahora, Orange is the new black (OITNB), una de las series pioneras de Netflix llegó a su fin con la séptima temporada que ya está disponible en esa plataforma de streaming. Fiel a la línea que caracterizó a esta gran serie, el equipo de creadores y escritores resolvió prácticamente todas las historias de la casi veintena de personajes que, en algún momento, fueron estelares.
Por esa razón, es casi obligatorio dedicar unas líneas a este programa que desde la sexta temporada giró su curso para hablar de un tema preocupante y relevante para México y el resto del mundo: las políticas migratorias de Estados Unidos.
OITNB y el trato a los migrantes
De forma real, sin mesura y estrujante, OITNB expuso en su temporada final el trato (maltrato, en muchos de los casos) que le es dado a los migrantes que son recluidos en los centros de detención estadounidenses en los que, prácticamente, se vuelven prisioneros por estar en un país que “no es el suyo”.
Este tema nos es presentado por las reas latinas, quienes estuvieron presentes desde la primera temporada y aun cuando la trama se las ingenió para darnos al menos un final feliz de estas presas, son visibles otros casos más apegados a la realidad: la separación de familias, padres deportados que dejan a sus hijos solos en los Estados Unidos, personas que son regresadas al país al que nacieron, pero en el que nunca crecieron.
Y aunque todas las injusticias son plasmadas, OITNB también hace referencia a la lucha que han emprendido las organizaciones civiles que pelean por los derechos de los migrantes, precisamente, la documentación de información fidedigna ha caracterizado a esta serie.
Sobre el #MeToo
La séptima temporada de OITNB se integra por 13 capítulos en los que regresan absolutamente todos los personajes que conocimos en las seis temporadas anteriores.
En estos retornos, un personaje secundario de las primeras temporadas hace una aparición especial pero son sus acciones en línea las que repercuten en la realidad del personaje de Joe Caputo, el exalcaide de la Penitenciaria de Máxima Seguridad Lichtfield, quien es acusado de acoso sexual durante el boom del movimiento #MeToo, y que fuera detonado por celebridades hace casi dos años.
Del nacimiento de ese movimiento a la fecha, miles de mujeres han salido a denunciar sus experiencias y se ha hecho justicia en muchos casos. De manera particular, este tema que es llevado en unos 4 capítulos de OITNB, parece ir dirigido a la sátira y a la supuesta irresponsabilidad con la que algunos casos del #MeToohan destrozado carreras y reputaciones pero, tranquilos, la trama se encausa y se llega al punto en el que se refuerza una verdad ineludible: la denuncia en casos de acosos es obligatoria.
Las reclusas favoritas de todos
De forma paralela a las historias “reales”, la serie lleva hasta el fin la historia de amor más importante de la trama y que es la de sus protagonistas: Piper y Alex, quienes al final de la sexta temporada se casaron dentro de prisión, con la ayuda de sus amigas presas.
Sin adelantarle nada, el discurso final de Piper se vuelve obligatoria, pues explica las complicaciones que atormentan al ser humano, si es seguidor de la serie sabrá que al término de la anterior temporada, Piper fue liberada de manera anticipada y Alex aún debe cumplir con 3 años de condena.
Como esta historia, las de Tasha, Nickey, Suzanne, Roja, Nicky y Lorna, entre otras, son llevadas a su desenlace y prepare los pañuelos desechables, pues algunos de los casos no tendrán el final feliz que todos esperamos.