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¿LA SOBERBIA DE BARBOSA LLEVARÁ A RESQUEBRAJAR A MORENA?

Por Gerardo Pérez García

Lo que ayer era “luna de miel” … hoy está a punto de llegar al divorcio.
Lo que ayer los hermanaba… hoy los separa, divide y confronta.
Lo que ayer los fortalecía… hoy los lleva a transitar de manera individual

Con el añadido:

La soberbia y autosuficiencia de un grupúsculo -comandado por Miguel Barbosa- que llegó a Puebla creyendo que iban a conquistar a un “pueblo aldeano”, propició que las buenas intenciones y deseos quedaran en eso.

Y lo que han cosechado -y están por cosechar- por el “efecto López Obrador”, que les permitía vislumbrar un triunfo en los comicios del primero de julio próximo en Puebla, tal parece ser que se está desvaneciendo y escurriendo entre las manos.

Aunado a la serie de escándalos en que se ha visto envuelto en los últimos días su candidato al gobierno de Puebla, donde no ha podido aclarar el origen de sus propiedades.

Más el emplazamiento a que presente su título y cédula profesional de abogado.

Y la campaña del voto:

“AMLO sí… Barbosa no”.

Además del “estado de salud”.

Unos lo ven enfermo. Otros lo aprecian cansado.

El resto lo ubica sobrado, soberbio y “dueño de la verdad”, de “su verdad”.

Más la respuesta de Miguel Barbosa a su “estado de salud” fue:

estoy bien de salud; solamente a la vista de ustedes -reporteros y medios- estoy mal de salud. Yo por mi condición de discapacidad en los mítines debo estar sentado, cuando debo de estar parado, llevo una silla alta y me siento en ratitos.

Sin olvidar el desaseo político de cómo trataron al ex Rector de la UDLAP, Enrique Cárdenas en su búsqueda por la candidatura al Gobierno.
Y cómo exhibieron a las aspirantes a la Presidencia Municipal Paola Migoya y Violeta Lagunes.

Hoy Migoya va de candidata a edil por el Verde Ecologista.

Violeta coordina la campaña del “voto diferenciado”.

Esa es la breve historia que han escrito -y escriben- los actores del Movimiento de Regeneración Nacional -MORENA- en Puebla en apenas seis meses de pre-campaña y campaña, encabezados por Luis Miguel Jerónimo Barbosa Huerta, Gabriel Biestro Medenilla y Claudia Rivera Vivanco.

LA SOBERBIA Y CEGUERA DE BARBOSA
ESTÁN DILAPIDANDO EFECTO AMLO

Luis Miguel Barbosa en diciembre pasado ofreció un desayuno a directores y columnistas en lo que fue su presentación en Puebla con “el traje” de aspirante a Casa Puebla.

Su “aureola” de Senador exitoso que abarcaba haber presidido la Mesa Directiva de la Cámara Alta, líder de la bancada perredista, tribuno parlamentario e impulsor de las reformas energéticas, educativa y de telecomunicaciones del Presidente Enrique Peña Nieto, mandaban a segundo piso la serie de denostaciones y duras críticas “al mesías López Obrador”.

Sí, porque Barbosa ya era un converso al lopezobradorismo.

Un “fiel creyente” de la doctrina AMLO.

Y de la “biblia morenista”… “no robar, no mentir, no traicionar”.

De igual forma soslayaba su adicción al morenovallismo desde la campaña del 2010.

Ni los mutuos halagos que se prodigaban el panista Rafael Moreno Valle y el entonces perredista Miguel Barbosa Huerta.

O cuando Moreno Valle empujaba la silla de ruedas donde iba Barbosa Huerta.

Todo ello quedó en el ayer. En el baúl y con candado.

Más la “aureola” de Senador “estrella” llevó a Barbosa a minimizar a la clase política poblana, como a la militancia de izquierda agrupada en MORENA.

Poco a poco fue cooptando al dirigente estatal morenista, Gabriel Biestro y ocupando los enormes vacíos que tenía el partido.

Se hizo de la candidatura a Casa Puebla.

Eliminó a Enrique Cárdenas.

Se apoderó del proceso a la Presidencia Municipal de Puebla.

Cercó a Paola Migoya hasta que ella decidió retirarse de la contienda.

Lo mismo hizo con Violeta Lagunes.

Al final llevó de la mano a la candidatura del municipio de la capital a Claudia Rivera Vivanco.

Pero…

El autoritarismo de Barbosa, más su soberbia, cerrazón y ceguera de no ver más allá de lo que él desea mirar, está llevando a una lucha intestina a los cuadros de MORENA.

De ahí que voces morenistas no dudan al señalar:

la soberbia y ceguera de Barbosa está dilapidando el efecto López Obrador en Puebla.

Y si no hay un freno a tiempo, el ubicar los espacios de Barbosa y de los demás candidatos, la cosecha electoral se perderá el próximo primero de julio.

¿CLAUDIA RIVERA PACTÓ CON
EL MORENOVALLISMO…. ?

Por si hubiera alguna duda de lo arriba escrito, ahí está el apunte del periodista Fermín Alejandro García en su columna “Cuitlatán” de La Jornada de Oriente:

Tres son los aspectos que han despertado fuertes dudas de la lealtad de Claudia Rivera hacia el movimiento lopezobradorista….

Primero, en los últimos días la candidata ha acudido a diversas reuniones públicas y privadas con una escolta de cinco guardias, que incluyen a un chofer y cuatro guaruras, mismos que viajan en un auto blindado marca Subaru. Nadie sabe quién le proporcionó esos vigilantes, pero la única instancia que tiene esa posibilidad es la Secretaría General de Gobierno Estatal.

Segundo, a lo largo de los días que lleva la actual campaña electoral, Claudia Rivera ha hecho cero críticas a Eduardo Rivera Pérez, su rival a vencer del PAN. La candidata de Morena tendría que estar hurgando, revisando con lupa, con un alto sentido crítico el desempeño que tuvo Eduardo Riera como alcalde de la ciudad de Puebla para detectar los negativos del panista y exponerlos ante el electorado.

Tercero, tampoco toca ni con el pétalo de una rosa a Martha Erika Alonso Hidalgo, la candidata del PAN a gobernadora y actual líder del morenovallismo.

¿Qué está pasando?

Sobre el comportamiento errático de Claudia Rivera hay dos hipótesis:

Que resultó ser una candidata muy limitada y que está confiada a que solamente la popularidad de Andrés Manuel López Obrador le va a dar el triunfo. Por eso en su campaña no hay encargados de estrategias electorales, los discursos son malos y no le interesa confrontar a sus rivales. Dicho de otra manera: “ya se echó a dormir en la hamaca”.

O que ya llegó a un arreglo con Eduardo Rivera o el morenovallismo, o con ambos, de no entrar al terreno de la confrontación, de los ataques personales, de los cuestionamientos a lo que representa para Puebla los candidatos del PAN”.

Hasta ahí la larga, pero necesaria cita del periodista Fermín Alejandro García.
Resta esperar la segunda y última etapa de la campaña, además del debate entre los cinco candidatos al gobierno, para sopesar si hay algún cambio o todo sigue igual, lo que hará que los candidatos de MORENA no arrasen en el Estado como han hecho creer.

Si hay alguien que logre ubicar en el terreno de los mortales a Miguel Barbosa, que lo baje de “su pedestal” y soberbia.

Que se aprecie la participación de los candidatos a diputados federales y locales, de los 217 municipios, porque hasta hoy sólo se aprecia el trabajo de unos cuantos.

Y que Claudia Rivera aclare y muestre en los hechos que no hay un maridaje con el morenovallismo.

Como también lo deberá mostrar Barbosa.

De lo contrario se estará ante “una negociación anunciada y pactada entre el morenovallismo y los morenistas”.

Al tiempo.

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