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12 PUEBLOS MÁGICOS (SEMANA SANTA)

Elvia Cruz/ ADNPolìtico (Grupo Expansión)

Ricardo Anaya quería festejar el regreso del PAN a Los Pinos —en coalición con el PRD y MC— con un encuentro con 3,000 simpatizantes en el salón Chapultepec del hotel Camino Real de Polanco, para de ahí trasladarse al Ángel de la Independencia.

Hasta antes de las 20:00 horas de este domingo, en el lugar se mantenía el ánimo festivo. Los meseros colocaban muebles y servían café, refrescos y agua para entretener a los presentes, pero de pronto un colaborador de la campaña dio indicaciones para que todo eso se empezara a desmontar.

“El salón no. Hay que esperar hasta a las 11”, les decía.

Para ese momento, empezaba a correr la versión de que el candidato presidencial de Por México al Frente fijaría una postura en torno a las elecciones hasta después de las 23:00 horas, una vez que el Instituto Nacional Electoral (INE) diera a conocer el conteo rápido de la contienda.

En la tarde, alrededor de las 18:30, los líderes de los partidos del Frente habían dicho que aguardarían a que hubiera cifras y únicamente se habían adjudicado triunfos en algunos estados.

“Después vamos a hablar de la presidencia”, dijo entonces Damián Zepeda, dirigente del PAN, quien para ese momento ya mostraba un gesto serio.

A las 20:08, en dos pantallas colocadas en la sala de prensa instalada en el mismo hotel se comenzaba a transmitir el mensaje de otro contendiente, el priista José Antonio Meade, quien en un breve discurso reconocía su derrota y alzaba la mano al abanderado de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.

En esa línea, Anaya haría lo propio algunos minutos después.

El sabor de la derrota

Alrededor de las 21:00 horas, Anaya se definía como un demócrata y reconocía la victoria del candidato de Morena.

“La información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador”, decía.

Su padre, quien también se llama Ricardo, encabezaba a los invitados especiales en primera fila, aunque a diferencia de los colaboradores cercanos que acompañaban al queretano, ni él ni la esposa de Anaya, Carolina Martínez, replicaban los aplausos y las consignas de ánimo: “¡Anaya, Anaya!”.

Frente a él, escuchaban su mensaje aliados como Salomón Chertorivski, Agustín Basave, Santiago Creel, Jesús Ortega y Jesús Zambrano —así como otros compañeros de cara larga—, pero no se veía a otros como Xóchitl Gálvez, Marcela Torres o Mariana Gómez del Campo.

Por la puerta de atrás

Terminado su mensaje, Anaya bajaba del templete y decidía ya no tomarse selfies, una práctica común durante toda su campaña. Más aún, dejaba el lugar por la puerta de atrás, de la mano de su esposa y acompañado de los dirigentes del PAN, del PRD, Manuel Grandos, y de MC, Dante Delgado.

Anaya había llegado al hotel pasadas las 17:00 horas, y se había ido directo al centro de cómputo instalado en el lugar para dar seguimiento a los resultados de los comicios. A él se le habían ido sumando su padre y algunos aliados y simpatizantes que querían festejar, pero que se quedarían con las ganas de hacerlo.

Las sillas del salón preparado para la celebración se quedarían sin ocupar y las porras no servirían para levantar los ánimos.

Al final de la jornada, la tendencia que en los meses pasados mostraron las encuestas se mantendría y se traduciría en un triunfo de López Obrador.

Y Anaya, conocido como el “joven maravilla” por sus habilidades para escalar rápidamente en distintas posiciones políticas, se quedaría con las ganas de ser presidente de la República con solo 39 años.

 

LA VILLA
Elvia Cruz

Elvia Cruz

Estudió una maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Ha colaborado en diversos medios locales, nacionales e internacionales como CNN en Español, Grupo Expansión,...