A las niñas y los niños que sufrieron abusos sexuales a manos de los empresarios libaneses Jean Succar Kuri y Kamel Nacif —protegidos por el exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, y otros políticos mexicanos— se les robó la infancia y se les silenció. Negar la verdad y asegurar que la periodista Lydia Cacho no fue torturada por denunciar una red de pornografía y explotación sexual infantil es un descaro.
En el libro Los Demonios del Edén: el poder detrás de la pornografía , publicado en 2004, la periodista Lydia Cacho nos hizo escuchar esas voces silenciadas; por eso, hoy, tiene que vivir autoexiliada en Madrid, España, para salvaguardar su vida. Mientras tanto, Mario Marín está bajo arresto domiciliario y duerme tranquilamente en su casa en la ciudad de Puebla, México, custodiado por una patrulla las 24 horas del día. ¡Qué absurdo!
Complicidades políticas, judiciales y empresariales favorecieron que en 2005 Nacif le pidiera a Marín “un escarmiento” para la periodista, quien había revelado el rostro de los pedófilos que organizaban el turismo sexual en México. Todo resurge ahora, 19 años después, para sacar del penal de alta seguridad del Altiplano al mundialmente conocido “gober precioso”.
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Marín pretende protegerse intentando desprestigiar de nuevo a Lydia Cacho con recursos judiciales que niegan que la periodista fue torturada, como ella lo denunció recientemente en redes sociales. Sin embargo, al político poblano siempre lo seguirán sus crímenes tanto como el repudio social. Esto es imborrable.
Abuso sexual infantil, explotación sexual, turismo sexual con menores, comercio sexual que involucra a hombres de poder y protección tanto policíaca como política de los pederastas, además de pornografía, lavado de dinero y tráfico de influencias son los delitos que acompañan el nombre de Mario Marín. No lo digo yo; sólo con googlear el nombre, sale la lista de crímenes. Esto también es imborrable.
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Que Kamel Nacif haya pasado de enemigo a amigo de Marín —en 1994 estos personajes tuvieron un encontronazo por unos predios de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl (actual zona de Angelópolis)— queda en duda sólo con escuchar los audios del momento en que celebran haber arrestado a Lydia Cacho:
Mario Marín: ¡Qué onda, Kamel!
Kamel Nacif: Que pasó mi góber precioso.
MM: Mi héroe, chingao. ¿Cómo estás?
KN: No, aquí tú eres el héroe de esta película, papá.
MM: Pues ya ayer le acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona. Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad y quien comete un delito se llama delincuente. Que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad. Ya le mandé un mensaje a ver cómo nos contesta. Pero es que nos ha estado jode y jode, así que se lleve su coscorrón ¿no? y que aprendan otros y otras que no vamos a permitir esas cosas.
KN: Ya sé, pero esos cabrones siguen sacando mamadas y mamadas, pero yo hice una declaración, fui a la televisión.
MM: ¡Ah qué bueno!
KN: La pasaron aquí. Y yo en el Milenio le dije, sí lo quieres leer en el de México, le dije: Pues al señor gobernador no le tembló la mano ¿ok?
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MM: ¡ Claro! ¡Claro! Ni nos tiembla, ni nos temblará.
KN: ¡ Pinche bola de ratas! ¿Qué han hecho? ¡Qué asquerosidad es esto eh!
MM: No, se sienten Dios en el poder.
KN: Yo te hablé para darte las gracias de lo que hiciste, que yo sé que te metí en un problema, pero.
MM: Nombre, a mí me gustan esos temas. Coincido contigo, esos hijos de la chingada. Digo no somos santos desde luego ¿no?, pero si alguien tiene pruebas que las presente, sino que se calle la boca.
KN: Y yo para darte un abrazo te tengo aquí una botella bellísima de un coñac que no sé a dónde te lo mando.
MM: Pues a Casa Puebla.
KN: Bueno. Tengo una botella que te traje para mandártela. ¿Órale? ¿Sale? ¿Sí te la puedo mandar ahí? ¿Verdad?
MM: Desde luego, desde luego.
KN: Yo te la quería dar personalmente, pero estás tú ocupado.
MM: Ahí mándamela. Ahí o a Casa Aguayo, donde se te haga más fácil.
KN: No, donde tú me digas.
MM: Pues Casa Aguayo para echármela.
KN: ¿Te la vas a echar?
MM: Pues sí, claro, luego, luego en Navidad.
KN: Está bien. Entonces te voy a mandar dos, no una.
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La llamada del empresario libanés acaba con la promesa de enviarle “dos botellas de coñac” al gobernador, a Casa Aguayo, a lo que Marín responde que sí, que “se las echaría”. Asco, náuseas y ganas de vomitar es lo que muchas sentimos al escuchar lo evidente: también en Puebla, en esa época, hubo tráfico sexual con menores de edad.
La reciente película Sonidos de libertad , basada en la vida del activista Timothy Ballard, antiguo agente especial en el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, autor y fundador de Operation Underground Railroad, es una mira a las vilezas que comenten los pedófilos en contra de los menores de edad, tal como lo relatan las víctimas de Jean Succar Kuri en Los demonios del Edén . Esto no tiene perdón ni olvido.
¡Insurrectas en pie de lucha! Si tocan a una, respondemos todas.