Puebla, la gran Angelópolis, es desde hace 30 años Patrimonio Cultural de la Humanidad. El nombramiento que otorgó la Unesco debido al gran valor urbanístico, arquitectónico e histórico que tiene la ciudad ha estado en riesgo de perderse prácticamente desde el 2013.
Sí señores, desde hace prácticamente 6 años la ciudad de Puebla ha estado a punto de perder su nombramiento porque a nadie le interesó darle un mantenimiento adecuado a la ciudad; la falta de bacheo, mala iluminación, chorromil ambulantes y un sistema de recolección de basura que da mucho que desear son por mencionar los principales problemitas que cargamos y nada más no podemos resolver.
Lo peor es que a estas alturas pensar en la implementación de proyectos para la conservación, recuperación, restauración o rehabilitación de bienes inmuebles a través de fondos federales ya es impensable gracias a la austeridad.
Y en vez de que la alcaldesa, aunque sea, intentara solucionar el problema de los ambulantes, la recolección de basura o el bacheo; pero no solo tapar el hoyo si no de verdad solucionar el problema, decidió ir más allá, mucho más allá, tan lejos como un avión se lo permita y hasta topar con Viena.
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Claudia Rivera Vivanco realizará su primer viaje para participar en el coloquio global de las ciudades patrimonio cultural de la humanidad, a estas alturas no sabemos qué va a presumir.
Eso que nos señalaron en el 2013, que casi nos hace perder el nombramiento, sigue sin resolverse, y sí está muy padre que solo Puebla y Quito fueran elegidas por su preservación y cuidado de memoria histórica y del mundo, a todos nos quedó muy claro que prácticamente todas las administraciones que han pasado por la capital han invertido tiempo, dinero y esfuerzo por aparentar una ciudad modelo, cuando en realidad solo somos una fachada.
En vez de atender los problemas, de invertir ese tiempo, dinero y esfuerzo en solucionar grandes problemas que se han arrastrado, Rivera Vivanco optó por hacer lo mismo que todos los demás y, claro está de paso, aprovechar el viajecito para unas pequeñas vacaciones.
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Para colmo de males, no se va sola, se lleva a Lilia Antonia Martínez y Torres la gerente del Centro Histórico y encima no solo se va a Viena, también se van a un foro internacional de Calentamiento Global y claro, mientras ellas viajan y se rozan con la crema y nata internacional para poner en alto el nombre de la capital poblana, los poblanos que viven en la ciudad siguen padeciendo los interminables problemas de iluminación, bacheo, recolección de basura, inseguridad y ambulantaje.
La moraleja de esta historia resulta simple, Puebla es la ciudad patrimonio ‘fachada’ de la humanidad, y mientras no entiendan que los problemas se resuelven de fondo se convertirán en una magnífica burla que para nada es de presumir.
