Este domingo muchos poblanos tomamos una difícil decisión, ver el debate o ver Game of Thrones, lamentablemente ninguno superó las expectativas, es más, pa’ pronto fueron igual de decepcionantes.
La lucha por el trono de los poblanos nos confirmó una sola cosa: ninguno de los candidatos tiene ganas de gobernarnos. Pero, claro está, esto no se trata de ganas, se trata de que hay un ganador y dos perdedores.
Ahora, si ustedes no vieron el debate, créanme no fue nada del otro mundo, ninguna propuesta real, los mismos discursos que dieron en los mítines los masticaron y los dijeron de una forma más romántica pero los alternaban con descalificaciones al candidato ganador por añadidura: Barbosa.
Mucho se quejaron en los debates ciudadanos de la ausencia de Barbosa, practicaron mucho con la silla vacía que dejó Barbosa para que al final sacaran un debate a trompicones en donde el candidato del PAN se sentía el candidato de AMLO y en dónde al candidato del PRI se le olvidó relajarse y mantuvo vivo el estereotipo del candidato acartonado que cuenta 3 segundos antes de contestar y que mantiene una postura perfecta e inmaculada que no le creen ni en su casa.
El debate, como todos en todo México, se trató de golpear al que lleva la ventaja y de dar uno que otro tropiezo, que bien les podrá costar voto, tras voto.
Prueba de esto, es cuando por ejemplo se le cuestionó al candidato del PAN su postura sobre el aborto, y claro lejos de dar una posición contundente dijo que él estaba a favor de la vida de las dos mujeres, yo no tenía idea de la ausencia de varones en los embarazos, ¿de dónde habrá sacado sus datos?
Otra prueba de ello es la inmaculada percepción del candidato del PRI que recicló algunas propuestas como la cadena perpetua a agresores de mujeres, que todos los partidos en algún momento la realizaron para mostrar su indignación ante casos de violación, feminicidios y hasta pederastia ¿irónico, no?
Barbosa, sin ser ninguna sorpresa para nadie, mantuvo una imagen tranquila, calmada y ¿cómo no? La amplia victoria que tiene le da el margen necesario para mantener ese temple que a nadie sorprendió.
Sea a mano alzada o no, ni la virgen podría ayudar a los otros candidatos que requieren más que un milagro guadalupano para levantar en encuestas o motivar a los decepcionados para salir a votar el próximo 2 de junio, siendo honestos este debate terminó apestando a derrota, dejó un hedor intenso que ya venían arrastrando desde antes que comenzara la campaña y nos dejó con un sabor de boca que no quisiéramos repetir en más de seis años.
