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El adiós al morenovallismo

Con el nuevo gobierno, el primero de izquierda, tomando las riendas de un estado que por los siglos de los siglos ha estado en manos de los intereses empresariales; algo que no podemos dejar de comentar es la forma en que este pretende hacer su entrada campante y plantar cara.

 

Lejos de imaginarnos un futuro próspero y buenos resultados, lo primero que debe venir a nuestra mente para responder esta pregunta es la frase “borrón y cuenta nueva” que, dicho sea de paso, se va a tomar MUY LITERAL.

 

El borrón se aplicará para cada una de las magno obras que hicieron grande a la administración morenovallista, ¡adiós, ciclopistas!, ¡adiós, tren turístico!… ¿Adiós, estrella de Puebla?

 

Con relación a estas obras, el gobernador Barbosa dijo que cada una de ellas llevará un proceso diferente, pero ha mencionado en repetidas ocasiones que no generan rendimientos y que de forma adicional se tendrán que pagar 27 millones de pesos mensuales que vienen por parte de un fideicomiso.

 

Se supone que estas obras son pagadas con subsidios, es más, muchas de ellas no las hemos terminado de pagar por lo que así que digan: uuuy que nuestras son, pues no.

 

Teniendo en puerta la auditoría al Organismo Público Descentralizado de Convenciones y Parques, el encargado de administrar estas magno obras, se avecina una tormenta para todos aquellos que sentían que con estas obras Puebla había embellecido porque si de algo podemos estar un 99 por ciento seguros, es que Barbosa las va a quitar.

 

Ahora, ¿qué va a pasar si las quitan?

 

Esa es la pregunta con la que nos tenemos que ir a dormir todos los días porque hasta este momento y sin tener los resultados de la auditoría en la mano, podemos casi asegurar que por mucho que esas obras dejen de existir físicamente, hay algo que van a dejar, además de las fotos de postal, y es su deuda.

 

Sin temor a equivocarnos, y si seguimos los discursos de todos los enemigos de las administraciones Morenovallistas, estas obras se hicieron dejando una deuda enorme CASI IMPAGABLE, por lo que resalta y resulta interesante averiguar en qué nos beneficia seguir pagando una obra que se va a desaparecer.

 

La regla de toda deuda funciona así: aunque no tengas el producto físico, la deuda que adquiriste, cuando adquiriste el producto, sigue existiendo.

 

Ojo, la desaparición de estas magno obras es casi un hecho, incluso se habla entre los pasillos de Casa Aguayo sobre un proyecto interesante en el que se busca reciclar las obras y sus materiales para darle un uso sustentable, pero volvemos a la gran intrigante de esta columna:

 

¿Cómo se resolverá el adeudo, subsidio o fideicomiso con el cual ya estamos comprometidos?

 

Por Meme Yamel/@MemeYamelCA

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