¿Usted está a favor o en contra del aborto?
Esta pregunta obliga a rebajar los pensamientos a un sí o un no, sin excusas, sin matices, en muchos casos, ajenos a la experiencia o en una doble moral.
Quienes lo condenan, se oponen al aborto legal y favorecen su clandestinidad, y quienes defienden su legalización, se oponen al aborto clandestino. Así de simple.
El tema es polémico y nuevamente se pone sobre la mesa en esta semana en el Día de Acción Global para el Acceso al AbortoLegalYSeguro. Para mí, la pregunta a esta altura es, ¿por qué sigue siendo penalizado a lo largo de los años bajo distintos argumentos?
Uno de los mayores fracasos de salud pública en México tiene su origen en la idea de la maternidad como mandato social y no como elección.
A muchas nos han salido con el clásico, ¿para cuándo un hijo?, ¿cuándo el hermanito?, ¿apoco solo vas a tener uno?
En lo personal, creo en la maternidad como una elección, no como condena. Hay que entender que no todas las mujeres quieren ser madres ni todos los momentos o circunstancias son los más adecuados para serlo. Ahí la importancia de respetar el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo.
Muchos en estos momentos, seguramente piensan igual que un polémico diputado de Puebla: “si las mujeres no se quieren embarazar, pues que no abran las piernas”, es como decir: “si los hombres no quieren embarazar, pues que no saquen el pene”, ¿no?. Un pensamiento retrógrado y misógino.
Pese a la evidencia de que prohibir el aborto no hace que haya menos abortos (pero sí más muertes de mujeres), se insiste en aplazar el tema en Puebla y en otras entidades del país.
Es crucial deshacernos de los prejuicios sobre el significado de ser mujeres y ser madres. La maternidad elegida y el aborto como derecho pleno son herramientas de equidad y de salud señores.