Las elecciones intermedias de 2021 le brindarán a Puebla la posibilidad de participar en los comicios con mayor participación ciudadana en la historia de México de acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE) que prevé la participación de 94.8 millones de personas a nivel nacional, aumentando en 5 millones el número registrado en 2018.
En la entidad se disputarán los 217 municipios, además de 41 diputaciones locales y 15 federales y los ganadores serán los que de mejor manera logren implementar en sus estrategias las nuevas tendencias de comunicación digital, la movilización electoral y los planteamientos para la ciudadanía que atiendan los efectos económicos y sociales luego de la pandemia ocasionada por el coronavirus.
Para estas elecciones, el factor de la comunicación digital y su correcta aplicación en las distintas plataformas disponibles, será determinante en las estrategias implementadas por los actores políticos durante las próximas campañas. La migración a las plataformas digitales se aceleró a causa del confinamiento incrementando los tiempos de navegación en redes sociales en un 42 por ciento, mientras que el consumo de noticias en plataformas digitales incrementó en un 35 por ciento, según los estudios más recientes de distintas empresas tecnológicas durante los últimos meses.
Esto ha generando conductas y tendencias en el consumo y consulta de información irreversibles, así como un aumento drástico en la difusión de materiales a través de las mismas, que influyen de manera directa en los usuarios a la hora de tomar decisiones, así como el perfeccionamiento en el uso de estas herramientas, que permite la identificación de bots, cuentas y comentarios falsos, fake news y también, simulación por parte de los actores políticos.
Quienes pretendan ser candidatos ganadores deberán de priorizar la comunicación digital como un mecanismo de trabajo indispensable para ganar elecciones, ya que el uso de internet y de redes sociales concentra la mayor proporción de nuevos votantes, jóvenes de 18 a 24 años. El segundo grupo de edad, es de 12 a 17 años, que aunque no votan, influyen sobre sus familiares, mientras que en tercer lugar, se encuentran los usuarios de 25 a 34 años.
Durante 2018, Puebla registró una participación electoral del 68.2 por ciento por encima de la media nacional de 63.1 y registró más de 3 millones de votos que hoy están cautivos en redes sociales, streaming y mensajería, por lo tanto, es ahí donde las propuestas tendrían una mejor posibilidad para circular.
Considerando estos aspectos, el factor digital será el principal actor en las campañas electorales ganadoras, con la interpretación estadísticas que lleven a una buena segmentación de contenidos, con la aplicación elementos de atracción no invasivos y genuinos, basados en una correcta elección de temas bandera y palabras clave, una buena presencia en redes sociales, campañas de WhatsApp, y por su puesto la capacidad del llamado a la acción y movilización de simpatizantes que podrían disminuir, su ya escueta participación debido a los miedos latentes relacionados con el Covid-19.
Los aspirantes a los cargos de elección popular también se encontrarán con una crisis económica agravada por el Covid-19, con altos índices de desempleo, pérdidas humanas, ciudadanos con miedo, muy sensibles, cuya preocupación principal serán los temas referentes a la economía y a los aspectos de salud pública, que pueden llegar a ser más fuertes que el de anticorrupción y la falta de seguridad ciudadana. Por lo tanto, el discurso tendrá que cambiar, se necesitarán líderes empáticos, solidarios, que les garanticen la solución a sus problemas.
Estas tendencias de comportamiento y uso llevarán a la modificación de las campañas políticas tradicionales, si bien se desconocen los tiempos para la implementación de un semáforo verde en la llamada nueva normalidad y la reactivación social de manera total, los eventos masivos para mostrar músculo y capacidad de convocatoria tendrán que esperar, pues estas acciones podrían representar un riesgo sanitario ante la constante posibilidad de un rebrote de contagios.
Por lo tanto, el factor de movilización será otro ingrediente que se deberá tomar en consideración. En tanto no existan condiciones, hay un tema fundamental, y es que se tiene que sacar de los planes todo lo que sea trabajo de tierra. Cero caminatas, cero batucada, caravanas y por supuesto, ningún mitin. Básicamente ese componente tan importante que hace sentir el calor de la campaña política podría desaparecer, o será menor debido a las condiciones actuales de la llamada nueva normalidad.
Estas acciones tendrán que ser sustituidas con nuevas estrategias para establecer el contacto directo con el electorado; por ejemplo, las visitas casa por casa, las llamadas telefónicas personalizadas, reuniones con grupos reducidos de líderes de opinión, que procuren, sobre todo, guardar la sana distancia y las medidas de higiene recomendadas. Las clásicas bolsas, gorras y sombrillas, bien pueden ser sustituidas por cubrebocas, caretas, gel antibacterial y todo lo relacionado con la prevención y el cuidado de la salud del electorado.
A pesar de las proyecciones del INE la participación ciudadana en las elecciones locales nos demuestra que los números son más bajos, es muy probable que a esto se agregue, que por temor a la exposición de un contagio, el votante decida no acudir a las urnas y el abstencionismo tenga un mayor porcentaje, situación que casi siempre beneficia al gobierno, dependiendo de su capacidad de movilización.
Finalmente el eje referente, al igual que en 2018, será nuevamente Andrés Manuel López Obrador, pues dependerá de qué tan bien o qué tan mal termine el Gobierno Federal en términos de aceptación, respecto a cómo se ha comportado en la gestión de esta crisis.
El coronavirus ha marcado un antes y un después en la historia del marketing, y así lo hará también en materia política-electoral.