En 2021, la paz en México mejoró en un 0.2 por ciento, siendo el segundo año consecutivo de mejora después de cuatro años consecutivos de deterioro, pero esto no elimina la situación actual que se vive en el ambiente violento, por ende el gasto del gobierno para contener y enfrentar la violencia representó el 12.8 por ciento, del impacto económico de México en 2021, o 633.1 mil millones de pesos y que comprende los gastos del gobierno en seguridad pública, las fuerzas armadas y el sistema judicial. de acuerdo al Instituto para la Economía y la Paz.
La búsqueda de la paz, más allá de discursos o buenas intenciones se remonta a una obligación de los Estados como parte de los compromisos internacionales que asumen y la Carta de las Naciones Unidas da el fundamento para construir la idea de la paz como un concepto positivo, integrado por el respeto de los derechos humanos, el acatamiento del derecho internacional, “el progreso social y la elevación del nivel de vida dentro del más amplio concepto de la libertad”.
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La paz, en último análisis, es finalmente un estado que emana del espíritu humano y una realidad que resulta de acciones humanas. Por eso el preámbulo de la Constitución de la Unesco, aplicando ideas que están en la Carta de las Naciones Unidas, ha podido decir con razón que “las guerras nacen en el espíritu de los hombres y es en el espíritu de los hombres que deben construirse los baluartes de la paz”. Por eso, asimismo, es evidente que la paz no es solo un concepto político, sino, además, esencialmente ético.
En la Carta de las Naciones Unidas, en el numeral 1 es muy claro cuando proclama el derecho sagrado a la paz, así como en el numeral 2, que declara solemnemente que “el derecho a la paz y fomentar su realización es una obligación fundamental de todo Estado”.
Finalmente, la declaración extiende un llamamiento tanto a Estados como a organizaciones internacionales a contribuir por todos los medios para asegurar el ejercicio del derecho de los pueblos a la paz, adoptando las medidas pertinentes. Esta declaración nos brinda así los elementos óptimos para dilucidar que el derecho a la paz se consolida como un derecho humano precisamente por lo que representa para la humanidad, más allá de simplemente asumir que la paz es la ausencia de guerra o amenaza de ésta.
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El derecho a la paz es un derecho humano, que une su carácter individual al colectivo, este derecho adquiere su plena y total significación y que en nuestra realidad Mexicana se enfrenta con una norma que no retoma sus diversos aspectos no obstante que menciona a la paz como cultura y como aspiración social, pero vale recordar que no solo debe dejarse de paso una palabra, sino debe considerarse en su texto como derecho humano y para su respeto también deben considerarse las sanciones que generarían su incumplimiento: lo anterior ante los esfuerzos por retomar en el texto constitucional en diversos momentos el derecho humano a la paz.
La paz es tan solo una lejana utopía que parece inalcanzable y que la violencia impera en lo interno y en lo internacional, por que la paz es negada por hechos que se repiten cotidianamente; un país, en el que el derecho a la paz se desconoce en la realidad y la violencia impera por lo que, ¡queremos paz!
Por Keren Reyes / @keren_kelly
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