Yvan Vargas Carmona
Buen inicio de semana a todos nuestros apreciables lectores…
Existe un cúmulo de temas que nos gustaría abordar en este espacio; temas que nos generan polémica, sin saber cual compartir en la publicación semanal; empero, el día de hoy, resolvimos poner a su consideración, estimados lectores, el tema de “TRATA DE PERSONAS”.
La trata de personas, es un tema, en extremo, controversial y que, en días pasados, de nueva cuenta, los medios de comunicación pusieron en conocimiento de la sociedad, al publicar que la Fiscalía había detenido a un sujeto que tenía a dos mujeres sometidas y trabajando para dicho personaje, cómo sexo servidoras, siendo una de ellas menor de edad.
Ahora bien, el Artículo 228 de nuestra codificación penal reza lo siguiente;
“Los delitos en materia de Trata de Personas y sus sanciones serán los que establece la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos delitos”.
Es decir, existe una Ley específica de carácter general que se ocupa de esta serie de hechos, misma que prevé como delitos, lo que significa que este tipo de crímenes son considerados de manera especial y para una mejor comprensión y entendimiento de la magnitud de este tipo, tenemos como definición lo siguiente:
“La trata de personas, comercio de personas o tráfico de personas es el comercio ilegal de seres humanos con propósitos de esclavitud laboral, mental, reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos, o cualquier forma moderna de esclavitud contra la voluntad y el bienestar del ser humano”.
Es un delito de talla internacional considerado como de “LESA HUMANIDAD” y violatorio de Derechos Humanos, inclusive, por parte de las ONU, El Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños (más conocido como Protocolo contra la trata de personas) fue adoptado en Palermo Italia en el 2000, y es un acuerdo internacional adjunto a la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Después de lo anteriormente asentado me surgen algunos cuestionamientos que nadie creo pueda aclararme.
Uno de ellos es que la Fiscalía del Estado, en días pasados, anunció con “bombo y platillo” la detención de Marcos Manuel “N”, originario de Tenancingo, Tlaxcala; lugar que no resulta desconocido para la gran mayoría de la sociedad, pues es donde se gestan mayormente las bandas de proxenetas a nivel nacional. Asimismo, existen diversos artículos donde refieren que, de los diez presuntos delincuentes más buscados a nivel internacional por el FBI, cinco son mexicanos, de los cuales cuatro son de la población de Tenancingo.
Otro dato interesante sobre el tópico en cuestión, es el de las mafias mundiales dedicadas, entre otras cosas, a la trata de personas con fines sexuales. Misma que, por encima de la Mafia Rusa (Vory V Zakone), la Mafia Japonesa (Yakuza) e incluso la Mafia Italiana (Cosa Nostra) se encuentran los “Padrotes de Tenancingo”.
Si la sociedad sabe que en Tenancingo se gestan ilícitos de esa índole, si los medios de comunicación cuentan con información al respecto, inclusive en el 2015 se realizó un mega operativo en dicha comunidad, donde intervino PGR y el FBI; es más, aunque resulte irónico, mientras redactaba esta aportación, en una serie televisiva policial, curiosamente abordaban el tema de Tenancingo y las redes de trata.
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Entonces, con todos estos antecedentes, me pregunto, ¿por qué no se han podido desarticular dichas bandas delictivas? ¿Acaso tienen compradas a las autoridades de los Estados cercanos para poder operar en la total impunidad? ¿Resulta creíble que las autoridades no tengan datos certeros para detener a quienes miserablemente se dedican a esta actividad ilegal? De ser cierto el mito urbano, ¿las autoridades no saben que en las “residencias” existentes en la población, tristemente célebre del vecino estado de Tlaxcala, por cada construcción terminada en pico, significa el número de mujeres que tienen trabajando para ellos?
En verdad, las dependencias que se encargan de “investigar” los delitos y “procurar” justicia no se dan cuenta del número de garitos, tugurios, congales o cualquier otro calificativo que se les pueda asignar a los lugares donde operan estas bandas delictivas e intervenirlos para desarticular sus actividades y recuperar a todas las mujeres que se encuentran privadas de su libertad, sometidas bajo amenazas de daños a sus personas, a su familia o a sus hijos que procrearon en la mayoría de las ocasiones con sus captores y proxenetas.
Muchos de nuestros lectores podrán argumentar que resulta increíble que en la actualidad los “padrotes” de Tenancingo manejen con total versatilidad el arte del “verbo mata carita”, pero creo que se conjugan una gran diversidad de factores, dentro de los cuales podríamos citar, sin temor a equivocarnos, el hecho de la decadencia de valores en los senos familiares en la actualidad, las carencias económicas que se viven actualmente, los altos índices de corrupción entre nuestras autoridades y un sin número de circunstancias.
Aquellas que se valen de estos grupos delictivos que, sin lugar a dudas, son bandas bien organizadas encuadradas en delincuencia organizada y que debieran erradicarse desde raíz, pues indiscutiblemente, el incremento de desapariciones de féminas, presentadas en los últimos días en nuestro estado y a nivel nacional, tiene que ver con estas lacras sociales, y mientras nuestras autoridades, tanto locales como federales, sigan haciéndose los occisos ante esta problemática social que nos aqueja y lacera a nuestra sociedad, este flagelo seguirá menoscabando familias y sembrando angustia en los padres de familia que tienen hijas en su seno familiar.
Es por lo que creo que vivimos en el lugar de: las mujeres olvidadas en el país donde no pasa nada…
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