Keren Reyes/@keren_kelly / @SIDECALI
“No hay que decir que un acto ofende la conciencia común porque es criminal, sino que es criminal porque ofende la conciencia común.”
Emile Durkheim.
Las palabras antes citadas aunque son del siglo pasado encierran el mismo sentir de nuestra sociedad actual, lo anterior debido a que no podemos ver como plausible el actuar violento de la comunidad, poniendo como justificación el hartazgo social.
Si bien es cierto la inseguridad nos aqueja pero no significa que tengamos licencia para acabar con nuestras frustaciones u odio lastimando a otros.
El lamentable hecho del lichamiento en Acatlán es una muestra de que las cosas no están bien y la conciencia común se ve atrapada ante la inseguridad que se vive, como Le Bon sostiene que cuando estos individuos se reúnen:
“Se forma un alma colectiva, sin duda transitoria, pero que presenta características muy evidentes. La colectividad se convierte entonces de aquello que, a falta de una expresión mejor, llamaría una muchedumbre organizada o, si se prefiere, una muchedumbre psicológica. Ella forma un solo ser y se encuentra sometida a la ley de la unidad mental de la muchedumbre”.
El linchamiento ha sido considerado como una forma de venganza privada de la sociedad respecto a inconformidad que, muchas veces, se puede dar ante la incompetencia de las autoridades para hacer frente a los problemas que se presentan en ella, en atención a que fue el impulso de la venganza la ratio essendi de todas las actividades provocadas por un ataque injusto.
Este tipo de actos no deben ser considerados una costumbre de la comunidad: en nuestro Estado esta previsto el delito de motin.
Quienes para hacer uso de un derecho o pretextando su ejercicio, o para evitar el cumplimiento de una ley, se reúnan tumultuariamente y perturben el orden público con empleo de violencia en las personas o sobre las cosas, o amenacen a la autoridad para intimidarla u obligarla a tomar alguna determinación.
Referir como problema sociológico que impacta el ámbito juridico tal acción, debe también involucrar a los demás actores que intervienen, como nuestras autoridades, a quienes se les ha encargado la estabilidad de nuestra sociedad no solo económica sino de orden y seguridad.
En relación a lo antes manifestado, Alfonso Durazo, próximo secretario de seguridad pública, respecto al linchamiento ocurrido en Acatlan de Osorio en nuestro Estado refirió:
“El Estado debe estar presente con sus instrumentos de seguridad para evitar y hacer innecesario mediante una adecuada seguridad para que la ciudadanía en ningún momento se sienta tentada a actuar por su propia cuenta“.
Ante este comentario el Estado debe brindarle seguridad a la comunidad y no debe abandonarla y por su parte nosotros no debemos alimentar la inseguridad con una mente dominada por el descontento social.