No cabe duda que los municipios enfrentan dos problemáticas: la incapacidad de las Policías para rescatar a víctimas de linchamientos y las actuaciones de poblaciones basadas en chismes, rumores y falsa información.
Lo que pasó en Huauchinango, Puebla, este 10 de junio, con el linchamiento de Daniel Picazo, un asesor de la Cámara de Diputados, es una muestra más de la descomposición social.
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Basta con que alguien difunda un rumor, porque esto puede terminar en tragedia, cobrando la vida de inocentes. No es la primera vez que pasa, en 2015 en Ajalpan fueron linchados dos hermanos que trabajaban como encuestadores, quien fueron confundidos como secuestradores.
En 2018 un hombre y su sobrino fueron quemados vivos en Acatlán, cuando se dirigían a hacer compras a una tiendita, solo porque alguien tuvo la ocurrencia de acusarlos de ladrones.
Ahora fue en Huauchinango, ya basta señores y señoras de cualquier localidad de propagar información falsa. Todos podríamos tener un familiar que puede ser víctima del salvajismo y sin darle la oportunidad de defenderse.
Preocupante es también darnos cuenta que las corporaciones policiacas no tienen la más mínima capacitación sobre los protocolos para rescatar a las personas.
El alcalde de Huauchinango, Rogelio López Angulo, debe dar una explicación por la ineficiencia de sus policías, quienes ya habían subido a una patrulla al joven Daniel, pero les fue arrebatado por habitantes que lo quemaron vivo el viernes por la noche.
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Sin duda que la Fiscalía General del estado de Puebla va a ir por los responsables de este linchamiento en Huauchinango.
Otra situación preocupante es que criminales están usando halcones para propagar falsa información, cuando tienen sospechas que hay policías encubiertos en busca de ellos. Esto ha pasado principalmente en la Mixteca.