Tres grupos políticos fueron desactivados en la renovación de la dirigencia de Morena en Puebla, a quienes les dieron una cátedra sobre cómo hacer política.
Estos grupos no tendrán ni voz ni voto en la definición de candidaturas para el 2024, aunque muy probablemente recurrirán directamente al líder nacional de Morena, Mario Delgado, para rogar por candidaturas.
Ni gritos, ni sombrerazos hubo en la renovación de la dirigencia estatal de Morena en Puebla. Olga Romero Garci-Crespo fue elegida como nueva presidenta del partido, con mayoría de votos este 20 de agosto.
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El movimiento del sábado fue de verdadero ajedrecista, sin duda lo hizo el grupo del gobernador Miguel Barbosa, grupo que se fortalece rumbo al 2024.
De lo que pasó en Puebla el sábado deben estar muy conscientes el presidente de México Andrés Manuel López Obrador y Mario Delgado, dirigente de Morena.
Deben abrir los ojos y reconocer cuál es el grupo político que crece en Puebla, y el único que puede contribuir en la victoria de la próxima o próximo candidato a la Presidencia de la República por Morena.
Deben tomar en cuenta que Claudia Rivera, Ignacio Mier y Rodrigo Abdala no son ningunos novatos. Ellos también han hecho política desde las grandes ligas y han sido servidores públicos gracias a Morena, pero ni como aliados pudieron ganarle posiciones al grupo de Barbosa.
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Los próximos aspirantes a la presidencia –Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Augusto López– no pueden cometer errores y recurrir a quienes no les garantizan votos ni el triunfo en Puebla, en el 2024. Con eso de que algunos se pasean con los perfiles equivocados, comiendo chiles en nogada.
Ellos muy claro deben saber quién tiene el control del partido y quién tiene la capacidad para hacer valer el potencial electoral del cuarto estado más importante de México.
La correcta decisión de cancelar los cinemómetros
Más infracciones en esta época del año solo vendría a sangrar más los bolsillos de los automovilistas.
¿Qué si eran necesarios o no? Cada quien tiene su punto de vista. Lamentable, sí hacen falta los cinemómetros, porque en la ciudad de Puebla pululan los cafres, más algunos del transporte público que juegan carreritas.
Todos llevan prisa, nadie da el paso, cualquiera invade repentinamente el carril, ni qué decir de algunos repartidores en moto que acostumbran rebasar por la derecha a toda velocidad, a veces no se alcanzan a ver por los puntos ciegos de los espejos.
Las fotomultas son necesarias y aun cuando estas regulan la velocidad, hay quienes le pisan el acelerador a fondo, sobre todo aquellos que no traen placas de Puebla. Las consecuencias son fatales cuando provocan accidentes.
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Sin duda que los cinemómetros iban a reducir los percances viales, pero no por ahora que los poblanos están saliendo de la crisis económica provocada por la pandemia por la Covid-19.
Muchos encontraron hace poco un empleo, otros siguen al 50 o 75 por ciento de su sueldo, el cual fue reducido hace más de dos años.
Y si a eso se le suma la inflación en México, con el aumento en los precios de los productos de la canasta básica, a dónde íbamos a parar.
Aunque hay ciudades como Guadalajara y Monterrey donde los automovilistas pueden conducir a más de 90 kilómetros, porque traen un correcto manejo de la movilidad.
Pero en Puebla aun no estamos en esas condiciones, porque la sincronización de los semáforos es algo que no se ha resuelto en la última década, a veces hay que frenar en cada calle. Imagínense manejar a 50 kilómetros por hora.
Hay otras alternativas para reducir accidentes, con más operativos de agentes viales
El gobierno del edil Eduardo Rivera reculó, pero hizo lo correcto para no hacer manita de cochinito a los contribuyentes, quienes además de los impuestos e infracciones en parquímetros y fotomultas, ahora tenían iban a enfrentar los cinemómetros.
Confiemos que como automovilistas también seamos más responsables y le bajemos a la velocidad, pues siempre salimos con prisa. Y, sobre todo, demos el paso los peatones.
