Vaya manera de juzgar de la juez municipal de San Andrés Cholula, Yorcele Téllez, atemorizando a mujeres denunciadas y dejándose llevar por el influyentismo de una exservidora pública de la exalcaldesa Karina Pérez Popoca.
Hace unos días envió una notificación a dos mujeres, para exigir que paguen en un plazo de una semana, una deuda de 12 mil pesos, con intereses de 6 por ciento mensual; si no lo hacen, ya giró la orden de embargo de bienes en casas de familiares de las personas denunciadas.
Esta locura o terrorismo que solo se ve en los pueblos debería tomar en cuenta el edil Edmundo Tlatehui, quien encabeza un gobierno humanista, pues este tipo de acciones solo manchan su administración. Vean si no:
La denuncia fue resuelta con una prontitud, que se desearía así ocurriera en todos los casos. En solo dos semanas, la juez resolvió el expediente mercantil 21/2022, cuya denuncia fue presentada el pasado 20 de enero.
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¿Será que la prontitud se debe a que la denunciante es Dulce Gregorio, ex contralora en la administración de Karina Pérez?
Vale recordar que Dulce y Yorcele fueron compañeras en el gobierno morenista, pues Yorcele fue nombrada juez por el exsíndico municipal Josué Xicale; y pues logró quedarse en la actual administración.
Esta trágica historia se origina por la usura desmedida de la prestamista de nombre Coral, quien endosó los pagarés de la deuda a Dulce.
El préstamo de la usurera se concretó en 2019 y en menos de medio año ya quería el triple del monto original, más de 36 mil pesos.
Cuando eso sucedió, las mujeres llegaron con el dinero para pagar el adeudo, pero la prestamista se negó a aceptar el monto del préstamo original, pues quería mucho más. Eso no se lo dijo a su apoderada legal. Y de esto hay testigos.
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Lamentablemente, estas mujeres amas de casa atravesaron por una situación crítica originada por la pandemia de Covid-19, lo que complicó el pago mensual de los intereses.
En el veloz juicio mercantil, la juez está tomando una resolución que, de no tomar en cuenta otros factores, estará violando los derechos de terceros: en este caso de las familias de las denunciadas.
La juez notificó en domicilios de familiares de las mujeres, que no son habitados por ellas. En automático, está amenazando que si no pagan, el embargo será en esas viviendas, donde nada tienen que ver personas ajenas al caso.
¿Cómo?, ¿la señora juez no se dio a la tarea de investigar si las viviendas están a nombre de las denunciadas? ¿Va a ordenar un embargo de cosas de valor en domicilios donde no corresponde?
Eso es juzgar sobre las rodillas, eso demuestra su flojera al no solicitar información al área de Catastro o a Tesorería del Ayuntamiento de San Andrés, si tienen datos de qué propiedades están a nombre de las denunciadas.
Si la juez ordena un embargo donde no es, seguramente habrá denuncias en contra de ella y todo por el inminente uso de influencias.
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Además, se dejó llevar resolviendo un juicio, sin leer más de una vez la denuncia. Pues su resolución muestra que no leyó algunos temas que son claves:
– Los pagarés exhibidos están alterados, pues fue modificado el monto del interés mensual. Solo un ciego no podría verlo.
– La prestamista solicitó originalmente el 10 % de interés mensual, pero como su abogada seguramente le dijo que es excesivo, le modificaron a 6 %.
– En cualquier otra parte en México, un juez imparcial resuelve que el monto máximo de intereses debe ser el 1.5 %; pero no, en el gobierno del PAN en San Andrés Cholula, la juez aceptó que sea el 6 %.
– Eso es usura y es un delito, por el que puede haber una contrademanda. Además, la prestamista no mostró la documentación que avale que está registrada ante la Condusef.
– La juez como autoridad tiene la obligación de girar un oficio a las autoridades fiscales que hay una prestamista que desde hace varios años hace negocio a través de préstamos, sin pagar impuestos.
Pero no, la juez resolvió para favorecer a viejas amistades y no con un trato imparcial, aunque eso signifique pasar por encima de terceros.
Cuando se concrete el embargo, sin duda que esto será un escándalo, porque ahí más que contar, pero eso es para otra historia.