1 de enero del 2020. Primer día del año. Nuevo Laredo, la ciudad fronteriza del estado de Tamaulipas se convirtió en un polvorín. El Cartel del Noreste (una escisión de Los Zetas) se enfrentó con la Policía del Estado y mantuvo a la población resguardada y atemorizada durante más de 6 horas que duró la refriega en la que murieron cuatro presuntos delincuentes, tres civiles y un policía. A diferencia de otros enfrentamientos en esta ocasión los delincuentes también atacaron directamente a la población civil, lo que escala el grado de violencia que ejercen estos grupos. Mientras eso ocurría ninguna fuerza federal se presentó en la plaza para hacer frente a los criminales.
2 de enero del 2020. Primera mañanera del año. El presidente López Obrador vuelve a ser quien ha sido toda su vida política y sobre todo desde que adoptó una estrategia populista. Su declaración de propósitos de año nuevo no incluye un cambio en el estilo de gobernar y mucho menos en el de hacer política. Es así que quienes añoran a un presidente conciliador, moderado e incluyente pueden esperar sentados, ya que López Obrador necesita de enemigos reales o imaginarios para mantener vivo a su movimiento.
En la misma conferencia mañanera el presidente habló de consolidar su proyecto de gobierno en este año, lo cual es consecuencia normal del mandato democrático que recibió en el 2018. El problema que muchos advertimos es lo que podría implicar dicha consolidación del proyecto presidencial. Si López Obrador considera que tomar el control de todos los organismos independientes del Estado que pudiesen ser un contrapeso a su poder, al tiempo que continúa con la transferencia de enormes cantidades de dinero a millones de mexicanos, lo que el presidente pretende es el retorno de la “presidencia imperial” y “el ogro filantrópico”, excelentes descripciones del régimen que gobernó al país durante el siglo pasado.
En materia de seguridad es muy probable que las tendencias no cambien. Esto significa que los delitos y la violencia seguirán creciendo. Mientras no haya prueba en contrario la decisión del gobierno federal es dejar hacer y dejar pasar a la delincuencia organizada. Las autoridades locales de oposición a Morena están abandonadas y tendrán que hacerle frente a los delincuentes como ocurrió en Nuevo Laredo, sin el apoyo del Ejército, la Marina o la Guardia Nacional. Los gobiernos locales de Morena bailarán al ritmo que les ponga la federación y procurarán no desentonar ni pisarle los talones.
La economía vive momentos difíciles marcados por la desconfianza en el gobierno mexicano y un entorno internacional de incertidumbre y contracción. A pesar de que el T-MEC se firmó y todo indica que será confirmado por los legislativos de los tres países, la letra pequeña del tratado le pega a México y hará que las inversiones esperadas lleguen incompletas. Por lo tanto, fuera del círculo presidencial mexicano nadie advierte que nuestra economía vaya a mejorar significativamente, incluso la mayoría coincide que sería un buen año si nos mantenemos cerca del crecimiento cero.
La persecución en contra de los corruptos del pasado continuará y se agudizará. Algunos miembros distinguidos del anterior régimen serán sometidos a proceso judicial e incluso encarcelados. Sin duda que meter tras las rejas a políticos es una fuente de legitimidad disponible para el presidente López Obrador y le ayuda a sortear otro tipo de crisis políticas, de seguridad o de estancamiento económico. Los enemigos políticos del régimen actual comenzarán a pagar por los agravios del pasado, en particular los funcionarios del sexenio de Felipe Calderón e incluso el propio expresidente. Al gobierno actual le urge probar que la guerra en contra del crimen organizado fue una estrategia equivocada que facilitó la colusión entre los gobiernos anteriores y los criminales.
Los programas sociales que le regalan dinero a diferentes grupos sin nada a cambio van a continuar. Nada hará disminuir la enorme carga al erario federal que suponen los diferentes programas sociales, simplemente porque se acercan las elecciones intermedias del 2021 y el régimen necesita que los millones de beneficiarios se pronuncien en las urnas por la ratificación del control morenista en la Cámara de Diputados. La mala noticia es que no se reducirá la pobreza a pesar de las carretadas de dinero que les regalan a los pobres.
La política exterior tampoco sufrirá grandes cambios. Podemos esperar que la agenda impuesta por el presidente Donald Trump se mantenga al pie de la letra. Eso significa que buena parte de los efectivos de la Guardia Nacional seguirán cuidando que los migrantes centroamericanos no crucen a territorio norteamericano. También significa que México será un aliado de los Estados Unidos en todo aquello que interese al vecino del norte. En cuanto al sur del continente, México continuará fortaleciendo su posición con los países afines y los líderes políticos de izquierda que de alguna forma, aun desconocida, se vincularon con López Obrador. El enorme capital político invertido por el gobierno mexicano para sacar a Evo Morales de Bolivia y encubrir en la embajada mexicana a miembros de su gabinete, es muestra de que había nexos de unión más allá de coincidencias ideológicas.
En resumen, el 2020 será un año de:
- Confrontación del presidente López Obrador en contra de quien se le oponga, entiéndase empresarios, periodistas y políticos.
- Menor autonomía de los gobiernos locales y de organismos independientes como el INE.
- Estancamiento de la economía en el mejor de los escenarios.
- Incremento de la actividad delictiva y con mayor violencia.
- Gasto creciente en programas sociales que no mejorará las condiciones de vida de los pobres pero sí aportará una enorme rentabilidad política para el régimen.
- Persecución judicial en contra de funcionarios de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
- Sometimiento a los intereses de Donald Trump y pago de facturas a líderes sudamericanos de izquierda.
Si me equivoco en alguna predicción lo podremos discutir en diciembre. Mientras lo sabemos, deseo que sea un buen año para ustedes estimados lectores. Tendremos que luchar en contra de las condiciones que nos impone el gobierno y a pesar de ellas, pondremos nuestro empeño para sacar adelante a nuestras familias y a México.