A mí, alguna vez me dijeron que no podía estudiar porque era mujer.
Que les lavara la ropa a mis hermanos…por ser mujer.
Que me tocaba lavar los trastes porque era mi responsabilidad, como mujer.
Que aprendiera a cocinar bien porque ese era el trabajo de las mujeres.
Que no vistiera ropa escotada o pegada porque eso podía “provocar” a los hombres en las calles.
Que no hablara groserías porque eso no va con las “mujercitas”.
En muchas ocasiones llegaron a acosarme sexualmente en las calles, en los trabajos.
Ya en cargos directivos, muchos prefirieron negociar con un hombre.
Afortunadamente, en mi caso…siempre he sido una rebelde que le ha gustado llevar la contraria como estudiar y demostrar que puedo, porque es mi derecho y porque quiero…
Pero, ¿cuántas de ustedes en casa siguen escuchando que su lugar está en la cocina?, ¿no les indigna que asesinen a mujeres en México porque al marido no le gustó la comida?, ¿no les duele saber que a una de las nuestras la mataron porque no quiso abortar?, ¿o porque no quiso regresar con el novio?
Cada dos horas y media asesinan a una mujer en este país machista, cada 15 minutos una mujer llama a los números de emergencia para pedir auxilio por violencia intrafamiliar.
¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que nos violenten?
Yo te invito a ti mujer, a que te atrevas a denunciar, a pedir ayuda, a salir a tiempo de tus relaciones tóxicas, a decir ¡basta!
A sumarte al paro nacional del 9 de marzo para que juntas nos ausentemos, que nuestra ausencia en el trabajo, en las tiendas, en la casa, en las calles, sea mucho más grande y notoria que nuestra presencia…