Rodeado de personas inexpertas e ignorantes está el presidente Andrés Manuel López Obrador en la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). La incapacidad y desconocimiento de los altos mandos en esta dependencia ya trajo secuelas graves en Puebla con la destrucción de los arrecifes microbianos más antiguos del planeta en la Laguna de Alchichica.
Qué se puede esperar del encargado de despacho de la Profepa en Puebla, Floriberto Milán Cantero, quien dejó en libertad a dos de los responsables de la destrucción de este recurso natural, si la titular de la dependencia a nivel nacional, la señora Blanca Mendoza enfrenta varias denuncias por su prepotencia y desconocimiento en el sector ambiental, tramitadas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y la Secretaría de la Función Pública.
Incluso, hay una petición de ciudadanos en la página change.org para ser destituida en el cargo, pero las voces de las personas no son escuchadas por el presidente de México.
¿Qué se le puede pedir al presidente si cuando inició su gobierno hace tres años fue claro en comentar que el perfil de sus funcionarios “deben tener 90 por ciento honestidad y 10 por ciento experiencia”?
En este caso, ni una ni otra, y lo peor es que esa inexperiencia afectó ya al estado de Puebla. Lo bueno es que el gobernador Miguel Barbosa no dejará impune este hecho pues ya pidió a la Secretaría de Medio Ambiente resguardar esta área natural protegida para evitar que los ambiciosos de la zona, en específico, los familiares del expresidente de Alchichica, Eyerim Espinosa Sosa continúen con sus intenciones de construir un muelle aquí.
El siguiente paso es proceder legalmente, pues es una pena que el encargado de despacho de la Profepa en Puebla, favoreciera a los ecocidas al exponer que “no se podía determinar daños ambientales hasta que no se estableciera y determinara la zona federal”.
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Con esta ignorancia que demostró este funcionario federal, los responsables quedaron en libertad a pocas horas de ser detenidos a pesar de las evidencias de haber ingresado maquinaria pesada para la construcción de dicho muelle en la Laguna de Alchichica.
“Al encargado de despacho de Profepa se le enseñará que se cumple con la ley, no se vale, porque hay un delito ambiental. Ahora ya fue liberado ese espacio, porque el viejo oeste en Puebla ya se acabó, a los abusivos de pistola se les aplicó la ley”, dijo en su conferencia de prensa del 19 de octubre el gobernador Miguel Barbosa.
Un día antes de esta declaración, el 18 de octubre, la secretaria de Medio Ambiente, Beatriz Manrique Guevara convocó al representante de la Semarnat, Fernando Silva; a la directora de la Conagua en Puebla, Beatriz Torres Trucios y al propio Milán Cantero para dejarles en claro que el gobierno de Barbosa no protege a ecocidas y que no actúa por “sentimentalismo”.
Eso porque en medio de su ignorancia, el encargado de despacho de la Profepa había considerado que el Estado actuaba en este caso desde el “lado sentimental”.
Barbosa es el único gobernador en el país que alza la voz cuando las cosas no están bien. En enero pasado exhibió a la Profeco al manifestar que era “inservible”, pues nadie en la delegación en Puebla verificó los precios del oxígeno durante la pandemia de Covid-19, pues permitieron abusos contra las familias en desgracia.
Ahora, ha dado muestras de que no permitirá que por la torpeza de otros, se queden sin castigo quienes buscan hacer negocios a costa de los bienes naturales del estado.
