Haber dejado fuera al gobernador Miguel Barbosa de la selección de candidatos en Puebla tuvo sus consecuencias.
Ahora que los perfiles impuestos por el senador, Alejandro Armenta Mier, Mario Delgado, líder nacional de Morena y compañía perdieron hasta la dignidad, ¿alguien se atreverá a salir a culpar de su derrota al mandatario estatal?
Es que en los pasillos de la amargura ya cuchichean entorno a que tanto Barbosa como Gabriel Biestro operaron en contra de Morena este domingo 6 de junio.
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Más bien lo que pasó es que se quedaron de brazos cruzados, viendo desde la azotea cómo iban cayendo los cadáveres de los candidatos de Morena, principalmente el de Claudia Rivera Vivanco.
¿Dónde quedó la operación del expriista Armenta Mier?, ¿No que Fernando Manzanilla Prieto le aprendió todas las mañas a Rafael Moreno Valle para operar?
¿Y el dinero que le inyectó a esta campaña el exgobernador Antonio Gali?, ¿Dónde quedó todo el dinero proveniente de los moches y todos los actos de corrupción del Ayuntamiento de Puebla?
Queda claro que sí les hacía falta Barbosa pero les ganó más la soberbia, el odio en su contra, que negociar de manera equitativa el reparto de las candidaturas.
Esto les pasa por gandallas.
Ahora que no repartan culpas, y asuman su responsabilidad de haber llevado al socavón de la basura a Morena en la ciudad de Puebla.
Lo peor es que el efecto negativo de Claudia Rivera Vivanco terminó por arrastrar a otros candidatos morenistas que buscaban la reelección en la zona metropolitana como Karina Pérez Popoca.
Aquí, el gran ganador fue definitivamente el gobernador Barbosa pues se trata de un político con mucho colmillo, quien tarde o temprano negociará para tener mayoría calificada, en el caso del Congreso Local.
Y en el caso de los ayuntamientos, de todas maneras trabajará de la mano con quien haya ganado, sea de Morena o no.