Cuando pensamos que ya lo habíamos visto todo en el PRI, llegan los dirigentes y delegados estatales a alzar la mano, totalmente a ciegas para reformar los estatutos del partido que le permiten a su actual dirigente, Alejandro ‘Alito’ Moreno a reelegirse hasta por dos periodos más (2032).
Como si se tratara de un premio al “mejor líder” que haya tenido el partido tricolor, los priistas —incluido Néstor Camarillo, dirigente en Puebla— lo avalaron sin chistar, lo que evidencia que sólo defienden sus intereses personales.
La mayoría de quienes votaron a favor son incondicionales a ‘Alito’ y tienen cargos asegurados para asumir próximamente. Su mirada únicamente está en el poder que puedan seguir teniendo, siempre y cuando se mantengan leales a quien ha ocasionado la peor desbandada en el Revolucionario Institucional.
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No, no les importa refundar al PRI, realizar un análisis serio, una autocrítica que permita al partido tricolor seguir respirando a casi 100 años de su fundación.
Todo lo contrario, se les ve soberbios. La defensa de ‘Alito’ para justificar su agandalle es culpar al pasado ,
—como lo hace Morena— de todo lo malo que actualmente está ocurriendo.
“Ahí afuera estos que se dicen que participaban en el PRI, una bola de cínicos, de lacayos, al servicio del Gobierno y sus intereses, que quieren romper la unidad a cambio de inmunidad. Pero les digo, ellos fueron el peor lastre para nuestro partido”, dijo para recriminar a un pequeño grupo que se llegó a manifestar afuera del hotel en donde se votaba este siete de julio.
Incluso se atrevió a afirmar que hay priistas responsables del asesinato del excandidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 2004, sin mencionar nombres, claro, cuando antes, permaneció callado.
Vaya ironía que al ritmo que ha perdido poder el PRI, él pueda seguir “dirigiendo” hasta en 2032, cuando apenas y logra retener dos estados: Durango y Coahuila.
En el Congreso, su representación es marginal. Ha sido el dirigente más exhibido por actos de corrupción y también el más cínico.
¡Pero qué necesidad!
Vaya desatino la propuesta que hizo el secretario de Gobernación estatal, Javier Aquino Limón en fundar la ‘Sala Secretarios’ e incluir en el cuadro de honor a Javier López Zavala, acusado del feminicidio de la activista Cecilia Monzón y al exgobernador, Mario Marín, preso por tortura a la periodista Lydia Cacho.
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¿A nadie le brincó ver las fotografías de estos dos presos ahí en esa sala del ego en Casa Aguayo?
¿Realmente era necesario un espacio de este tipo en la sede de la Secretaría de Gobernación?, ¿como para qué?, ¿en qué abona a la memoria histórica de Puebla?
¡Pero qué necesidad! Las críticas se pudieron haber evitado.
