Alfredo Ávila Salazar, quien fuera titular de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Puebla (Ceaspue) en 2018, es otro de los morenovallista-galistas que ya tiene un pie en la cárcel por sus múltiples transas en su paso como servidor público.
Resulta que cada día que rasca un poco la Auditoría Superior del Estado (ASE) le encuentra un cochinero como obras fantasmas, procesos de adjudicaciones amañados y por si fuera poco, hasta se robó los expedientes del organismo.
Al igual que otros exfuncionarios corruptos, Ávila Salazar ya tiene una denuncia en contra ante la Fiscalía Anticorrupción por el desvío de mil millones de pesos.
Casualmente este monto corresponde al año electoral 2018 cuando el PAN y sus aliados cometieron fraude a favor de la fallecida exgobernadora Martha Erika Alonso por lo que hay sospechas de que ese dinero fue a parar a las campañas.
Pero por si fuera poco, apenas el 29 de septiembre pasado, en MTPNoticias documentamos que este mismo personaje desvío otros 130.5 millones de pesos del Seguro contra Desastres Naturales, destinados a la reconstrucción del sismo del 19 de septiembre de 2017.
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Alfredo Ávila Salazar también forma parte de esa mafia del poder que se burlaron a todas luces de los damnificados del 19S, pues en lugar de hacerles llegar los recursos, se los robaron, no importándoles que las familias se quedaron en la calle, sin sus patrimonios.
Cínicamente, este exfuncionario reportó que gastó 20.8 millones de pesos en “cloración” de drenajes en 90 municipios y otros 109.7 millones de pesos en mantenimiento de áreas hidráulicas de la Cuenca del Alto Atoyac, pero todos somos testigos de que el río sigue más contaminado que nunca.
El chiste es que Ávila Salazar está metido hasta el cuello en desvío de recursos públicos y pronto hará compañía a don Eukid Castañón, aquel exoperador político del fallecido exgobernador, Rafael Moreno Valle que se sentía invencible y que hoy no es más que un reo más.